Hola a todos,
Fuimos a México en octubre de 2018 porque yo quería vivir la experiencia del Día de los Muertos y cuadramos el viaje para terminar en CDMX justo en los días de la celebración. El recorrido lo empezamos por Mérida y pasamos por Tulum, Bacalar, Xpujil, San Cristóbal de las Casas, Palenque, Tuxtla, Oaxaca, Puebla, Baja California Sur y de último, como ya mencioné, Ciudad de México.
Cuando contamos a la mamá de mi novio que íbamos a México, la cara de tragedia no fue normal y ya empezaron los comentarios tipo “En México te matan”. Para los que no han vivido en España, allí en los medios de comunicación lo único que ves es cuánta gente muere y cuántos problemas hay en los demás países; es como que el único país seguro y próspero es España, y si sales de ahí, o te matan o te mueres de hambre. Pero bueno, yo soy de las personas que no me quedo con lo que veo en la televisión e intento vivir mis experiencias y por lo que sé de los conocidos que están en México, la cosa no es como te la ponen en los medios.
Tengo que decir que en ningún momento en todo el viaje tuve sensación de inseguridad; todo lo contrario, me sentí muy cuidada y atendida. El mexicano es muy amable y atento, siempre nos ayudaron en todo.
El recorrido hasta Baja California Sur, lo pasamos super bien y tranquilos. Tuvimos momentos de incertidumbre porque te montabas en el bus, te tenías que quedar en medio de la carretera y agarrar otra camionetica, pensando en que nos íbamos a quedar perdidos quién sabe por dónde. Pero la gente nos ayudó en todo momento y llegamos sanos y salvos a todos los destinos. Eso sí, muertos de cansancio.
Luego de pasar la mayoría del viaje más contentos que Heidi en la pradera, en Baja California Sur nos encontramos a un argentino que había estado en CDMX y dijo “que nunca en su vida se había sentido tan inseguro”, que ni en Buenos Aires se había sentido así. Me quedé pensando en este tema y no me cuadraba que habiendo estado tan bien en todo el viaje, en CDMX íbamos a estar muertos de miedo.
De Baja California Sur llegamos a CDMX a las seis de la tarde y en vez de pedir Uber directamente, preferí preguntar por el bus o por el metro. La misma gente del aeropuerto me decía que fuera en taxi al hotel porque ni el metro ni el bus eran seguros. Yo no me lo podía creer.
Al final, fuimos en Uber al hotel y el conductor nos dijo que CDMX era lo peor de lo peor, que en el bus te robaban, que en el metro te navajeaban y que los mismos del Uber te secuestraban. Llegamos al hotel y alrededor de las 20h, preguntamos por algún lugar para cenar y nos dijeron que no saliéramos caminando, que el metro no era seguro y que pidiéramos taxi. Esa noche fuimos y regresamos en taxi y yo estaba amargada porque no me creía que en CDMX íbamos a tener que estar de taxi todo el tiempo.
Al día siguiente, dejamos el miedo que nos metieron de un lado y nos fuimos con el metro directamente al centro para empezar por el zócalo. La primera sensación fue de normalidad, no parecía que nadie iba a venir a navajearnos. Luego ya usamos todos los medios de transporte público posibles; fuimos a Xochimilco con tren y metro, a Mixquic con dos autobuses (que llaman camiones en México) y a Teotihuacán con metro y luego bus. Por lo general, como CDMX es tan grande, para ir de un sitio a otro hay que cambiar de transporte varias veces, pero todo super tranquilo.
Sí, es verdad que la gente se nos quedaba mirando, pero creo que más por curiosidad que por otra cosa ya que éramos los únicos turistas usando el transporte público. El único momento que nos dio así un poco de miedo, fue llegando a la Plaza de los Mariachis ya que había una avenida llena de gente drogada; además, que como sabíamos lo que había pasado en esta plaza en septiembre, estábamos un poco tensos de ir allí. Pero bien, fuimos caminando desde el centro y de ahí, nos fuimos caminando al Paseo de la Reforma y no nos pasó nada.
México lo amé y lo disfruté al máximo. Me monté en todo el transporte público que pude y me siento realizada de que no viajé con prejuicios de ningún tipo. Creo que hay que tener cuidado en cualquier país, sobre todo si vas como turista, pero sin que eso nos robe las experiencias lindas del viaje.