Hola a todos,
El Parque Nacional de Tortuguero con 19000 hectáreas, es una zona silvestre protegida de Costa Rica desde 1970, situada en el norte de la costa caribeña. Sus playas son el escenario de la anidación de tortugas marinas (incluidas las tortugas verdes en peligro de extinción) y alrededor del parque hay una densa selva tropical llena de vida silvestre con la variedad biológica más grande del país.
Tortuguero fue nuestra tercera parada en este país, luego de San José y Cahuita. La finalidad aquí era ver las tortugas desovando en la playa.
En Cahuita hablamos con el dueño del hotel respecto a la manera de ir a Tortuguero para contrastar lo que habíamos investigado por internet. De Cahuita hay que agarrar un autobús hacia Limón (1h), allí nos buscaría un taxi que nos llevaría a Moín (10min), donde tomamos el barco hacia a Tortuguero (3h). El dueño de nuestro hotel dijo que si se reservaba el barco, teníamos incluido el taxi que nos buscaba en Limón.
Salimos de Cahuita en medio de la lluvia y cuando llegamos a Limón ya estaba mejorando la cosa.
Salimos con casi una hora de retraso porque el capitán, quien se había caído con la moto esa mañana, no le había echado gasolina al barco. El recorrido dura 3 horas porque va parando en el camino para mostrarte los animales que hay. Vimos monos, perezosos, cocodrilos, la lagartija Jesucristo y muchos pájaros.
En un momento del viaje Diego se sentó adelante y se puso a hablar con el capitán, quien le dijo que en Tortuguero estaba prohibido bañarse en la playa porque había tiburones debido a la constante llegada de tortugas; en el rio tampoco, porque estaba contaminado ya que la gente que no trabaja del turismo tiraba sus desechos al mar.
En el muelle nos esperaba un tipo de una agencia que nos acompañaría hasta el hotel. Era un alemán de muy mal aspecto que tenía varios años en Costa Rica que se puso a echarnos el cuento de sus tours y a intentar meternos presión para que reserváramos. Él también nos dijo que no nos podíamos bañar en ninguna parte y nos quedamos un poco consternados ya que somos amantes de la playa. Diego odió al alemán, dijo que estaba intentando vernos la cara de imbéciles y que seguramente había matado a alguien en Alemania y se vino a Costa Rica para escapar de la justicia.
Esa tarde nos fuimos a la playa a caminar y estaba la recepcionista de nuestro hotel bañándose en la playa. La verdad es que te puedes bañar con mucho cuidado y en la orilla. Hay tiburones pero cazan en cierto horario y no llegan a la orilla. Hay muchísima corriente por lo que ni los locales se van más adentro.
Esa noche nos fuimos a hacer la caminata nocturna por un sendero que es gratuito. Aquí lo que quiere ver todo el mundo es la ranita verde de ojos rojos y el alemán nos quería vender este tour por 30 dólares cada uno. Vimos muchos insectos y una lagartija basilisco de otro color.
Al día siguiente fuimos a hacer el trekking por el parque nacional y la entrada cuesta $16 por persona. Nos pusimos cangrejeras ya que hay mucho lodo en varias partes. El recorrido era de 10km (lo que es considerado como parque) y lo que más vimos fueron monos, lagartijas, arañas y muchas mariposas. También tienes caminos que salen a la playa y puedes ver los nidos de las tortugas.
Caminamos más de la cuenta y nos pasamos de lo que se considera parque nacional, adentrándonos más en aquella selva. Se notaba que por ahí no pasaba nadie porque ya los mosquitos nos estaban comiendo vivos. Incluso vimos una serpiente terciopelo en medio del camino y Diego casi la pisa. La grabamos y le hicimos fotos tan tranquilamente; luego nos dijeron que esas serpientes son muy venenosas.
Vimos también algo peludo de espalda que se nos escapó y no pudimos definir que era.
Cuando ya la selva nos estaba comiendo y cada vez entraban menos los rayos del sol, decidimos salir a la playa porque estábamos hartos de los bichos. Apenas apoyamos las cosas en la arena para remojarnos y descansar un poco, una mosca gigante empezó picarme las piernas (no se imaginan lo que dolía cuando picaba) y no había manera de espantarlo. Al final, logramos matarlo.
Nos bañamos en ese mar marrón y seguimos caminando. Llegamos al pueblo con los pies reventados. Ahí nos pusimos a preguntar en las agencias a ver quién tenía el mejor precio del tour de las tortugas para hacerlo en la noche. Sobre dicho tour les contaré el jueves que viene.
Lo que me encantó de Tortuguero es la dedicación que tienen casi todos los habitantes a proteger y conservar la naturaleza. Fue un gringo (como en casi todos los lugares del país) el que luchó por convertirlo en parque nacional y por concientizar a los costarricenses de que una tortuga vale más viva que muerta. Además, está prohibido fumar en todos los sitios, la playa incluida, y te multan por contaminar.
El quad de los policías es único vehículo motorizado dentro del pueblo. El resto de la población se mueve en bicicletas o a pie.
Nuestra guía nos contó que el 80% de los habitantes de Tortuguero son nicaragüenses y que muchos, llevan barcos sin los permisos. En Costa Rica la inmigración descontrolada de los nicaragüenses es un problema.
En Tortuguero, al igual que en Cahuita, la relación calidad/precio de los hoteles es pésima. Cuando lo comenté en un grupo de whatsapp de locales, uno me respondió ofendido que los hoteles eran ecológicos e integrados en la naturaleza. Se puede ser ecológico sin ser mediocre y sucio. El ser ecológico no te impide limpiar ni esmerarte en la atención al cliente o en tener un hotel que se corresponda con lo que estás cobrando.
En definitiva, quitando la calidad del hotel (aun no siendo de lo peor que vimos en Costa Rica), mi experiencia en Tortuguero fue maravillosa y haber visto las tortugas es algo que se va a quedar siempre en mi memoria. Además, para comer siempre comprábamos un combo de pinchito de pechuga de pollo con yuca y ensalada que estaba buenísimo por 1500 colones. Fueron los mejores pinchitos que nos comimos en todo el viaje.
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