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La Fortuna, nuestro único destino sin playa

Hola a todos, 

De Tortuguero fuimos a La Fortuna. Este fue el desplazamiento más largo y traumático de todo el viaje. Tuvimos que agarrar barco hasta la Pavona, luego taxi hasta Cariari y 4 autobuses más hasta La Fortuna. Imagínense el estado físico y mental en el que llegamos al hotel.

La Fortuna es un pequeño pueblo de Costa Rica situado al noroeste de la capital que sirve de entrada al Parque Nacional Volcán Arenal. Está muy explotado turísticamente y casi todos los restaurantes son de comida rápida y franquicias norteamericanas.

El volcán Arenal está activo y todavía contiene flujos de lava. A sus pies hay una laguna verde y a un kilómetro de la entrada del parque, están las aguas termales del Río Tabacón. Por otra parte, el volcán Chato está inactivo y cuenta con un lago en su cráter.

El primer día fuimos a la estación de autobuses para ver cómo llegar al Parque Nacional Volcán Arenal. Un taxista nos dijo que nos cobraba mil colones a cada uno. Decidimos irnos con este señor ya que el precio que nos hacía era incluso más barato que el bus. 

Carlos nos hizo entrar a una pequeña reserva que estaba muy cerca de nuestro hotel, donde vimos ranas de diferentes colores. Luego por la carretera pudimos observar perezosos en las copas de los árboles.

Lo malo de Carlos es que era muy pesado y quería venderte todos los tours habidos y por haber, a un precio supuestamente rebajado. 

En la entrada del parque pagamos $15 por persona. Carlos nos acompañó hasta un pequeño lago y nos mostró las ranas verdes con ojos rojos. Lo malo es que las agarraba y no las quería dar para que las tocáramos y nos hiciéramos fotos. Es algo que odio. No me gusta molestar ni tocar a los animales.

Otra cosa que me llamó la atención es que hablaba muy mal de los nicaragüenses ya que, según él, estaban poniendo en peligro las especies de la zona porque se lo comían todo, incluso los monos y los perezosos. 

Hicimos el sendero más largo hasta llegar a una parte llena de rocas volcánicas de donde se podía observar el volcán. Ese día había neblina y no se veía. Terminamos de hacer los caminos que había por el parque y nos fuimos a la laguna.

Solo hay una parte muy pequeña por la que se puede bajar y una cuerda para lanzarse. Allí nos quedamos un rato.

Salimos del parque y caminamos un kilómetro hasta el Río Chollín, llamado también el Tabacón de los pobres. Es un río de aguas termales de entrada gratuita que los fines de semana se llena de locales.

Entramos por una parte muy fea que parecía el Rio Guaire. Estuvimos ahí unas horas y luego llamamos a Carlos para que nos viniera a buscar ya que habíamos perdido el autobús. Para ir al Parque Nacional, solo hay un autobús de ida a las 8h y uno de vuelta a las 14h.

Carlos nos quería llevar a un sitio de tirolinas y aguas termales por $40 por persona para pasar el resto de la tarde. Lo descartamos ya que teníamos planeado ir al Río el Salto que me habían recomendado los locales. Así que nos dejó en el hotel y de ahí hicimos 40 minutos caminando hasta el río. Había muchos alemanes saltando con la cuerda que es lo más típico hacer allí.

Como todo lo que veía por internet eran tours carísimos, le pregunté al local que me había hecho recomendaciones previamente si podíamos hacer algo que no fuera muy turístico y que pudiéramos ir sin guías ni tours; me dijo que fuera al Cerro El Chato.

Caminamos una hora y media hasta otro hotel que cobra $10 dólares por dejarte entrar a la propiedad. Supuestamente no hay ninguna otra forma de llegar. El recepcionista del hotel nos dijo que los guardabosques habían prohibido el acceso por la peligrosidad y nos hizo firmar un documento en el que declarábamos que accedíamos a la montaña bajo nuestro propio riesgo.

Empezó a llover y seguimos porque ya habíamos pagado. Luego de una hora caminando, comenzó el sendero por la montaña. Nos encontramos a una pareja que se devolvía y nos dijeron que el camino era muy difícil.

Toda la subida es por un sendero que se ha hecho del agua de la lluvia, por lo que es totalmente virgen. Hay que ir casi a cuatro patas trepando raíces y esquivando árboles caídos.

Llegamos a la cima agotados y no se veía el lago por la neblina. Intentamos bajar al lago pero el camino estaba incluso peor. Pensando en que ya llevábamos 4 horas, que nos tocaban 4 más hasta llegar al hotel y que íbamos a bajar para no ver nada, decidí no continuar. Así que empezamos el camino de regreso. 

Llegamos al hotel agotados pero contentos porque fue el mejor senderismo que habíamos hecho hasta el momento. Era la fórmula perfecta de película de terror: montaña prohibida, sendero virgen, lluvia, neblina y soledad.

Esa tarde descansamos ya que al día siguiente partíamos a Playas del Coco

La Fortuna es un destino que vale la pena si logras escapar de las turistadas. Fue un buen cambio de escenario luego de estar recorriendo playas y aunque nadie te lo diga porque quieren sacarte el dinero, hay opciones fabulosas para hacer independientemente. Los precios de la comida están como en San José y la Soda La Hormiga es lo mejor que encontramos por su relación precio/calidad. 

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