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Las verdades de ponerse el cabello blanco

Por mayo del 2018 decidí quería ponerme el cabello gris. Fue la época en la que salieron al mercado las cremas de color que duraban semanas. 

Empecé con un decolorante que supuestamente ponía el pelo blanco con una sola aplicación. En mi cabello castaño, esta crema lo único que hacía era aclarar un poco y lógicamente, la crema de color no hacía nada.

Me eché decoloración dos veces para hacerme mechitas, pero hice un desastre con mi cabello. Pregunté en varias peluquerías y me dijeron que ni blanco ni colores fantasía, que eso era imposible de hacer. 

Luego fue a la peluquera de la mamá de Diego. Tere me dijo que el blanco en una sesión era imposible, que había que ir decolorando progresivamente y que la raíz siempre iba a quedar medio amarilla. 

Primero me hice mechas dejando la raíz oscura. Luego decidí aclarar la raíz también. Empezamos a poner tinte ya que la peluquera tenía miedo de poner decoloración directamente en la raíz. Nunca estaba del todo contenta porque se quedaba la parte de arriba más oscura y el gris se me veía solo de la mitad hacia las puntas. 

En verano me corté el cabello porque lo tenía muy quemado y seguimos con el tinte aclarando al máximo posible. 

Un día que fui a la peluquería, me dijo Tere que tenía un decolorante nuevo que supuestamente no dañaba tanto y que si quería probar. Se quedó más blanco, pero siempre con algunas partes medio amarillas. Obtuve mejor resultado pero el cuero cabelludo se me quedó achicharrado. 

Llegué a un punto que estaba agotada de tanta decoloración porque eran siempre cuatro horas en la peluquería, terminaba con la cabeza quemada y mi pelo había perdido su textura natural. Siempre he tenido el cabello suave y brillante y nunca he necesitado hacerme tratamientos o secármelo. Ahora lo tenía pajoso.

Por lo que me dejé la raíz oscura y ya no fui más a la peluquería. Empecé a echarme las cremas de color de L’Oréal que no dañan tanto el cabello y fui probando todos los colores. 

Por lo que me pasé todo el verano con la cabeza como un arcoíris.

El turquesa me encantó y queda mucho mejor de lo que ves en la cajita. Un poco más oscuro que el azul pitufo. 

Me hice experta mezclando colores. El verde lo logré echándome un amarillo casi fluorescente sobre el azul pitufo que tenía. También logré un morado maravilloso echándome un color que se llama “burgundy” en mi pelo azul.

Todos los colores se van cayendo a medida que te los lavas, pero los que tienen azul se quedan más tiempo y puedes durar muchos meses con el pelo azul claro. Por eso es que al final hacía experimentos echándome algún color sobre esa base.

En agosto, antes de irnos dos meses de viaje, decidí que se acababa la aventura del pelo arcoíris. Así que volví al castaño y me corté el cabello porque lo tenía excesivamente quemado.

El tinte oscuro sobre el cabello decolorado también se cae porque ese cabello decolorado ya no absorbe bien. Por lo que, durante el viaje, tuve que ponerme más tinte castaño.

En conclusión:

  • Lo primero que hay que tener claro es que las fotos que vemos por internet son de pelucas. Es imposible ir de un castaño o un negro a un blanco perfecto.
  • Es imposible hacerlo por cuenta propia en tu casa, necesitas ir a la peluquería.
  • Si aun así quieres intentar aclarar tu cabello al máximo, debes tener mucha paciencia para ir progresivamente y que no se queme tanto.
  • Aunque vayas con cuidado y con un profesional, la excesiva cantidad de decoloraciones van a quemar el cabello y el cuero cabelludo. Es inevitable.
  • Cuando decidas volver a tu color natural, tendrás que esperar un par de años para que el cabello recupere su salud.

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