Hola a todos,
Cuando conocí a Diego lo que más me gustó es que era un tipo que había viajado, que tenía su carrera y un máster, que tenía un buen puesto de trabajo y cultura general. A parte de todo esto, me pareció buena gente, cosa que es rarísimo encontrar en España.
A pesar de todos estos aspectos positivos, también tenía varios aspectos mejorables.
En ese momento ya ganaba casi el doble de la media del español y no ahorraba prácticamente nada. Yo con mi sueldo de porquería ahorraba más que él. Además, en la semana no hacía absolutamente nada. Llegaba del trabajo, hacía deporte y ya, se le acababa el día. Por lo que se tenía que pasar el fin de semana limpiando y haciendo cosas que podría perfectamente hacer en la semana.
Yo que soy obsesiva de la productividad, el ahorro y el orden, le empecé a enseñar para que se organizara mejor las cosas de su día a día.
En primer lugar, le dije que se hiciera el mismo Excel que tengo yo en el que coloco el reporte de gastos e ingresos mensuales. Al principio le daba fastidio, pero luego se hizo fan de su tabla, empezó saber en qué se le estaba yendo el dinero y a ahorrar un montón; incluso se hacía proyecciones de ahorro para el futuro.
En segundo lugar, le dije que uno tenía que organizarse la semana para hacerlo todo y llegar libre al fin de semana. Es decir, que uno debe llegar al viernes con la casa limpia y la comida hecha. Es absurdo que uno se tenga que pasar el sábado y el domingo haciendo deberes; el fin de semana es para descansar y para hacer las cosas que a uno le apasionan.
Diego tenía otro problema: estaba haciendo un máster y nunca tenía tiempo para dedicarle ¿Cómo era posible que una persona que salía las 3 de la tarde trabajar no tuviera un poco de tiempo para estudiar al día? Ahí también hubo que hacer un schedule para organizar las horas de estudio semanales.
Otra cosa que frustraba bastante a Diego es que tenía 8 años en el mismo puesto de trabajo y no había manera de que lo subieran de categoría. El español medio estaría más que feliz con su puesto fijo para toda la vida y ni se le ocurriría plantearse subir de categoría, en progresar profesionalmente o en cobrar más.
Los que trabajaban en mi ex empresa matarían por ese trabajo.
Como lo veía tan amargado al respecto, le dije que se fuera a las malas con el sindicato a buscar cambiar de cargo. Después de un año de pelear (y de pelear yo con él para que se pusiera las pilas), lo logró.
¿Saben que dijeron sus padres? ¿Que para qué cambiaba y para qué quería más dinero?
Aquí es importante acotar el background familiar de Diego. Sus padres son la cosa más conformista que te puedas imaginar. No se plantean que uno como profesional quiera progresar y cada vez aspirar a más.
A nivel personal uno también quiere cada vez más dinero. El dinero es lo único que te garantiza poder cubrirte una emergencia médica y hacer lo que te apasiona.
De hecho, hace poco Diego cambió de trabajo. Consiguió una mejor oportunidad con una startup americana, en la que trabajaría en inglés, ganaría casi el triple de su sueldo anterior y trabajaría remotamente, por lo que ahora puede vivir en cualquier lugar del mundo. Una maravilla ¿no? Sus padres ni siquiera fueron capaces de felicitarlo, simplemente se lamentaron de que se había ido de la antigua empresa.
Ustedes no se pueden imaginar lo indignada que me quedé con esa situación. Diego tratando de justificar la decisión de haberse cambiado de trabajo y explicando todas las ventajas y los padres con su cara de desgracia incapaces de abrir la boca para felicitarlo. Increíble.
Yo le dije a Diego que eso se lo dices a cualquier padre venezolano y mínimo te hacen una fiesta.
Allí Diego me explicó el porqué de que él sea tan “huevón” como yo le digo siempre. Porque desde pequeño, ésa siempre ha sido la actitud de sus padres para todo: si sacaba buena nota, le decían que su hermana sacaba más; si quería estudiar un idioma, ¡Qué ganas de molestar!; si quería viajar, ¡Para qué tanto viaje!; así con todo.
Estarían más contentos si Diego trabajara en la mina, ganara 500 euros al mes y no hiciera absolutamente nada con su vida. Yo, con unos padres así, no les contaría nada; de hecho, es que creo que ni les hablaría. Pero Diego es demasiado buena gente y siempre anda buscando esa aprobación y esperando algún día tener algún comentario positivo.
Pero bueno, sigamos con el cuento. Mejoró la organización del día a día, la productividad, el ahorro y también subió una categoría dentro de su misma empresa. También empezaron las mejoras físicas, como por ejemplo ponerse brackets, porque no, sus padres no le pusieron aparatos cuando era pequeño.
Luego de haber terminado dos másteres y de llevar tres años en la nueva categoría que le había costado 8 años conseguir, se dio cuenta de que en esa empresa no iba a llegar más lejos (cosa que yo llevaba bastante tiempo diciéndole). Porque en España, en general, lo de ir escalando posiciones no existe.
Por lo que luego de infinidad de peleas mías, empezó el proceso de buscar trabajo fuera y de prepararse para mejores oportunidades. Porque dentro de España, estaba clarísimo que no iba a conseguir nada mejor.
¿Qué significaba ésto?
Dejar de lado el conformismo y la mediocridad, practicar y prepararse las entrevistas en inglés porque Diego, como la mayoría de los españoles, tiene un gran problema con el inglés y a pesar de que lo sabe, le cuesta la vida para expresarse bien.
Además, trabajar la manera de expresarse y comunicarse. Ustedes piensen que aparte de que la educación en España es pésima, Diego no hizo exposiciones ni en el colegio ni en la carrera universitaria. O sea, que allí lo de preparar a la gente para que sepa expresarse en público y tenga buena oratoria, no existe.
Ya que Diego supiera decir las cosas bien en una entrevista, fue un gran reto.
Luego de dos años de mucho trabajo y de practicar entrevistas en inglés, surgió una oportunidad.
Una startup americana le ofrecía trabajar part-time para probar y luego se vería si le proponían trabajar full-time. Cuando empezó la cuarentena, empezó su part-time. Lo que le vino bien porque el tiempo de estar encerrado lo aprovechaba en algo útil y ganaba un dinero extra.
Luego el jefe le dijo que quería contratarlo a jornada completa. Negociaron el sueldo que Diego quería y ahí vinieron los miedos. “Es que dejarse un puesto fijo…”, “¿Y si no resultaba?”, “Es que ese no era un trabajo para toda la vida”, “¿Y si no daba la talla?”.
Todos miedos entendibles hasta cierto punto ya que estás en un trabajo que te aburre, que sabes que vas a hacer lo mismo hasta que te jubiles, que no tienes la categoría ni el sueldo que te corresponde y nunca lo vas a tener, etc. A esto súmenle el que nadie nunca te agradezca ni te de refuerzo positivo.
Yo aposté a arriesgar porque ese trabajo era lo que los dos estábamos buscando hace dos años. Además, el jefe es lo que debería ser una jefe normal y lo que Diego nunca había conocido durante toda su carrera en España: una persona sumamente amigable, empática y agradecida que siempre le está haciendo refuerzo positivo.
Por lo que obviamente optó por el nuevo trabajo dejando de lado las críticas de la familia que no entiende de superación personal, la apatía de los amigos que nunca en su vida se plantearían subir de posición, la incertidumbre del futuro y las dudas en cuanto a quedarse sin trabajo más adelante.
Además, yo siempre vi que el potencial de Diego en España se iría a la basura, por lo que sólo en una empresa con cultura y mentalidad diferentes, podría crecer como él quiere.
Lo más gracioso es que cuando notificó en Iberdrola que se iría, ahí sí lo llamaron todos los jefes para decirle lo contentos que estaban con su trabajo y que gracias a él es que el departamento ahora funcionaba bien. ¿Por qué nunca se lo dijeron en más de 10 años?
A un mes de estar en el nuevo trabajo dijo que estaba “deprimido” porque sentía incertidumbre en cuanto a su futuro laboral y porque sentía que su currículum no valía nada. Además, porque veía que los sueldos en España eran un porquería.
Mi respuesta fue “¿Por qué carajos te vas a sentir deprimido? ¿Por estar cobrando un sueldo que ninguno de tus amigos y que la mayoría de los españoles no va a ver en la vida? ¿Por trabajar en inglés para una startup americana con un jefe que es un amor? Si tienes incertidumbre de tu futuro laboral sigue creciendo profesionalmente y sigue preparándote para que cuando este trabajo se acabe, vengan muchos mejores. Además, tú no puedes pretender luego de esto volver a España a cobrar un sueldo de porquería en una empresa mediocre. Tú de aquí vas a un trabajo mejor en un país mejor. Uno tiene que ir hacia adelante, no hacia atrás.”
Luego de 3 años, Diego es el trabajador más feliz que puede haber y ya se le pasaron todos los miedos que tenía. Trabaja en inglés, tiene un equipo maravilloso de trabajo, un jefe empático que pide a sus trabajadores constantemente que descansen y tomen vacaciones, trabaja remotamente y se organiza su horario de trabajo como quiere por lo que tiene toda la libertad posible. Además, no para de aprender cosas nuevas.
Así, el aprendizaje que les dejo es que siempre busquen más; más dinero, más conocimiento, más libertad, más vacaciones, más tiempo libre. Siempre va a haber un trabajo que mejore tus condiciones actuales.