Hola a todos,
Para nuestro último domingo en la zona de Fethiye, habíamos pensado ir a Ephesus.
Aquí cabe destacar que nosotros en Italia y Turquía lo que hicimos fue visitar entre las 7 y las 12h y luego, trabajar de 12 a 20h. Es una dinámica que cansa bastante porque estás todo el día haciendo cosas y cuando terminas de trabajar, hay que planificar lo del día siguiente y hacer las cosas de la vida cotidiana como comprar comida, cocinar, lavar ropa, etc. De esta forma, terminas agotado.
Por eso, nos daba fastidio hacer 4 horas de carro hasta Ephesus y otras 4 horas para regresar. Al final decidimos ir porque “No nos íbamos a ir de Turquía sin ver Ephesus”. Así, a las 7am ya salíamos de Ovaçik.
Para tener un poco de background, Ephesus fue en la antigüedad una localidad del Asia Menor. Fue una de las doce ciudades jónicas a orillas del mar Egeo y constituyó un importante centro religioso, cultural y comercial. Además, es Patrimonio de la Humanidad desde 2015.
Es una de las zonas arqueológicas más grandes del mundo. Fue excavada durante la última época del Imperio Otomano, en el siglo XIX, por arqueólogos ingleses. Muchas de las figuras y objetos de gran valor de la ciudad se encuentran hoy en el Museo Británico.
Llegamos y el estacionamiento ya estaba lleno porque ya eran las once de la mañana.
La entrada costó 185 TL por persona (alrededor de 18 euros) y es lo más caro que pagamos en todo el viaje. La entrada incluía Ephesus, las terrazas colgantes que están dentro del mismo complejo, la Basílica de Saint Johns y el museo.
Empezamos a recorrer enérgicamente porque ese día lo teníamos bien completo. Había mucha gente.
Entramos al Antiguo Teatro que tenía una grúa al lado y una parte estaba cerrada por trabajos de construcción. Aquí me quedé atónita de que la gente entraba y se sentaba en el primer escalón. Ni se les ocurría subir y recorrer la estructura.
Este día también hizo un calor para morirse. Llegamos a la Biblioteca de Celso y para mí fue de las cosas más impresionantes por lo bien que se conserva la estructura. Eso sí, aquí se concentran todos los turistas, los guías con sus grupos y etc.; por lo que es un absoluto caos. No me lo puedo imaginar en temporada alta.
Un detalle poco conocido es que en realidad es un monumento funerario. Cuando un cónsul quiso construir un mausoleo para su padre Celso en el interior de la ciudad, solo le dieron permiso si el edificio tenía otra función. Así, dedicó una gran cantidad de dinero en la obtención de los fondos bibliográficos, lo que le permitió enterrar a su padre en el sótano, lo cual descubrieron los arqueólogos en 1904.
La mayoría de los turcos dan asco como turistas. Simplemente hacen lo que les da la gana. Aquí se metían en las zonas que estaban cerradas y se tomaban sus fotos como si nada.
Entramos a las Terrazas Colgantes que es un complejo dentro del mismo Ephesus que está cerrado y por el que hay que pagar extra. Es una parte techada que todavía están excavando. Es impresionante lo bien que se conservan las pinturas en las paredes y los mosaicos.
Terminamos allí y nos fuimos a ver The seven sleepers of Ephesus. Es un conjunto de cuevas y su nombre viene de la leyenda de los Siete Durmientes de Ephesus, que es una de las más antiguas del cristianismo.
La entrada es gratuita y son un par de cuevas y nada más. Ni siquiera hice fotos; si quieren ver cómo era, en mi video de YouTube sí sale.
Subimos la montaña para ver la Casa de la Virgen María y como había que pagar extra, nos fuimos. Además, vimos en Google que no valía la pena.
Luego fuimos a ver la Basílica de Saint Johns que está en medio de la ciudad. Aquí ya estaba muerta de cansancio y calor. Luego de sentarme un rato debajo de un árbol, recorrimos la basílica y visitamos las ruinas de un castillo bizantino que está justo detrás, en la cima de la colina.
Me gustó más el castillo que la basílica.
Finalmente, fuimos al museo y nos dejaron entrar, aunque faltaban 10 minutos para que cerraran. Es pequeño, pero tiene algunas cosas interesantes.
Salimos y ya como a las 17:30h almorzamos en un restaurante que estaba cerca. Nos comimos las típicas pizzas turcas (incluían una ensalada) que nos supieron a gloria con el hambre y el cansancio que teníamos. Además, nos quedamos locos porque nos salió a 4 euros el almuerzo.
Aprovechamos el día porque vimos muchas cosas en tiempo récord. Diría que sí, que Ephesus vale la pena, aunque como siempre recalco, lo mejor es visitar apenas abren el sitio. Además, para tomar fotos, es mejor temprano con mejor iluminación. Por último, hay que tomar en cuenta el solazo que nos va a pegar y no olvidar ni el protector solar ni el agua.
Aquí les dejo el enlace a mi canal de YouTube: