Hola a todos,
Como ya les he ido contando en otros posts, mi idea era ir a Argentina y empezar a recorrer toda Sudamérica. En septiembre de 2021 Argentina estaba cerrada al turismo y en Sudamérica en general, todavía estaba todo complicado para viajar.
Como queríamos playa y ya habíamos estado dos veces en México (y nos había gustado), optamos de nuevo por este país para pasar algunos meses hasta que la situación se normalizara.
Yo quería ir a Sayulita, pero lo descarté porque no encontré ningún alojamiento decente para nuestro presupuesto. Decidimos ir a Playa del Carmen porque vimos en blogs y reseñas que quizás era diferente a Tulum; allí habíamos estado en 2018 y no nos gustó nada. Además, habíamos visto buenos alojamientos en Airbnb.
Así, luego de 48h de viaje, llegamos a Playa del Carmen.
Yendo en el taxi desde el aeropuerto ya me pareció todo muy feo.
El primer día que salimos a pasear, nos dimos cuenta de que aquello no era para nada lo que nos esperábamos.
El centro de Playa del Carmen es feo y sucio. Luego está una urbanización que se llama Playa Car y es un poco más decente, es donde viven la mayoría de los norteamericanos. No está mal, pero da la sensación de estar en algo que es falso.
La playa que está en el centro es horrible y los hoteles están prácticamente metidos en el agua.
Hacia el lado de Xcaret están todos los resorts mega masivos y al final, justo al lado de Xcaret, encontramos un pedacito de playa que es casi virgen. Era una playa maravillosa que casi siempre estaba linda y nos salvó la estadía en Playa del Carmen, allí nos íbamos todos los fines de semana a pasar el día. Además, como había que caminar muchísimo para llegar, no había gente.
Como no hay accesos ya que los resorts lo cierran todo, la única manera de llegar era irnos caminando desde donde empezaba Playa Car.
Justo antes de llegar a nuestra playa idílica, había un hotel que se veía diferente porque tenía muchísima menos gente y los edificios estaban a una distancia prudencial del mar. Luego vimos que era un resort vegano cuyos precios partían de $900 por noche. Nos encantó hasta que vimos el precio.
También fuimos a explorar hacia el lado contrario de Xcaret y esa es la zona a la que van los locales. Hay algunos kilómetros sin resorts y con accesos públicos. Luego se ven algunos hoteles, pero menos masivos. Esta parte tenía una onda más agradable que la zona de los resorts.
En esta parte se ve basura también porque la mayoría de los locales son tan cerdos como los turistas y como no hay resorts, nadie limpia. Aquí encontramos un pedacito de playa que también era especial, sin gente y con palmeras de las que bajamos unos cuantos cocos.
Pasamos el primer mes bien en cuanto a temperatura se refiere. Incluso en la noche para mí hacía frío. Apenas cumplimos el primer mes, aparte de que empezaron todos los problemas posibles con el alojamiento, empezó a hacer un calor insoportable, por lo que las últimas 3 semanas se nos hicieron eternas y teníamos ganas locas de irnos.
Una anécdota graciosa es que teníamos el vuelo de regreso para dentro de 6 meses, pero como no pudimos mostrarlo al momento de entrar al país porque no teníamos Wi-Fi, en vez de ponernos la estadía de 6 meses, nos colocaron 2 meses. Yo estaba super molesta porque si nos quedábamos más de 2 meses, íbamos a tener que pagar una multa de alrededor de $80 por persona.
Ya estaba preparada para iniciar mi batalla contra todos los ministerios que hicieran falta, pero el primer día ya se me quitaron las ganas de estar más de 2 meses. De hecho, las últimas 2 semanas el pensamiento era como que “Gracias Dios que ni siquiera llegamos a estar los dos meses completos en esta porquería”.
Luego de haber pasado por una pandemia mundial y de haberme puesto mucho más atenta a la higiene (si es posible), en Playa del Carmen descarté totalmente ir a algún restaurante o comer cualquier cosa por la calle porque me di cuenta de la escasa higiene en la preparación y manipulación de los alimentos.
En definitiva, no recomiendo Playa del Carmen ni para vacaciones. Hay lugares más lindos, más baratos, menos masivos y donde se cuida el medioambiente. Para vivir mucho menos porque no hay ni una acera decente para caminar; la vida sería muy limitada viviendo en un lugar así porque no hay ni un supermercado bien abastecido.
Es un lugar destruido por el turismo masivo al que va la gente a emborracharse y drogarse. De hecho, creo que los que se van encantados es porque se pasaron todo el tiempo borrachos. En la calle peatonal se veía gente drogada ya desde mediodía e incluso a los locales también se les veía borrachos desde la mañana.
Eso sí, el resto de la gente se veía feliz. Los veías caminando descalzos en la calle dando patadas a la basura, en la playa tomándose fotos al lado de la basura como si nada y bañándose cuando el agua estaba marrón y no podía oler más a cloaca.
Diego y yo nos sentíamos raros de ser “tan exigentes” y esperarnos que todo estuviera limpio.
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