Hola a todos,
Nosotros queríamos ir a Ecuador luego de Colombia ya que está justo al lado, pero en ese momento aún estaba cerrado al turismo por las restricciones de covid.
Inicialmente pensamos en hacer base en Manta porque tenía un conocido de Venezuela que vivía allí y nos había hablado maravillas de esa ciudad; luego me puse a explorar en Google y me pareció feísima ya que los edificios estaban casi metidos en el agua y se veía que ni siquiera se podía caminar por la playa.
Además, contacté con varios alojamientos en la zona y los precios partían de los $1500 por mes. A pesar de que cobraban caro, no tenían la flexibilidad ni de colocar zonas de trabajo ni de mejorar el equipamiento de la cocina. Así que descartamos Manta.
Decidimos hacer la base en Quito ya que por experiencia sabíamos que iba a ser el mejor lugar posible y encontramos el alojamiento que ya vieron en uno de los posts pasados.
Como tenía un conocido en IG que vivía en Quito, se me ocurrió preguntarle sobre la ciudad en cuanto a limpieza de las calles, delincuencia, ruido, etc. Lo primero que hizo el tipo fue preguntarme si conocía Bogotá y mi respuesta fue que esperaba que Quito no fuera igual porque Bogotá era un asco. Ahí se puso a decir (sin que le preguntara) que los venezolanos tenían destruido su país y que había que pedirle visa a “esa gente”. Lo bloqueé directamente, pero me quedé con el miedo de que Ecuador fuera como Colombia.
Ante mi preocupación, Diego me dijo que estando entre Perú y Colombia, no iba a ser una isla, que lo más probable es que fuera igual.
Afortunadamente no tenía nada que ver. Ecuador fue la mejor experiencia general de nuestro recorrido por Latinoamérica.
Aquí las cosas buenas y malas que nos encontramos.
Lo malo
- Caro
Fue el destino más caro de nuestro recorrido por Latinoamérica. Aunque había algunas cosas que eran baratas como ciertas frutas y almuerzos populares en día de semana. En general, todo era caro.
La crema del cuerpo más barata costaba casi $5, la pasta de dientes sensodyne que uso cuesta $8 (el doble que en Europa), la entrada al parque nacional Galápagos cuesta $110, la bebida de soya costaba entre $3 y $4 (en el Lidl de España cuesta menos de $1), compré unas plantillas para la fascitis que ni siquiera eran hechas a medida a $85.
Ya ni hablemos de la ropa, los zapatos deportivos tipo Nike o Adidas costaban $150 en los outlets. Edward se quedaba loco cuando le decía los precios a los que yo me compraba la ropa de rebajas en Europa.
- Contaminación
Aunque el aire se sentía menos contaminado que en Colombia y Perú, en las calles principales se respira bastante humo y se ve cómo los carros dejan la nube negra.
Si caminabas por una calle sin tránsito, se respiraba genial, pero en las más transitadas era horrible y más si pasaban autobuses.
Nos explicaron que los vehículos desprenden mucho humo por la mala calidad del combustible ya que le agregan aditivos como azufre para diluirlo. Los organismos que deben verificar la calidad del combustible antes de su distribución, son corruptos.
- “Propiedad privada”
Les conté en el post pasado la situación que nos encontramos en Mindo en donde un tipo se había apropiado de la montaña y monopolizado su uso.
Edward nos contó que en Baños pasa lo mismo y que la gente va haciendo atracciones turísticas como “las manos de Dios” y te cobran entrada. Por eso, decidimos no visitarlo.
No hay nadie que vigile estas atracciones y cada “propietario” va dañando el ecosistema como quiere.
- Delincuencia
No nos sentimos inseguros en ningún momento y Quito nos pareció una ciudad relativamente segura. Lógicamente siempre somos muy cuidadosos porque en cualquier lugar, aunque sea Europa, te pueden robar.
Lo bueno es que los locales te advierten en todo momento sobre la delincuencia. Por ejemplo, te recomiendan que vayas y vuelvas al Panecillo con el mismo taxi para que no tengas que caminar por ahí.
Un taxista nos dijo que antes como mucho te robaban el celular si te descuidabas, pero que ahora robaban con pistola. Decía que la criminalidad en Ecuador había llegado desde Colombia, Perú y Venezuela.
Nos dijeron que ni se nos ocurriera ir a Guayaquil porque el sicariato era terrible y que en esa ciudad y en Manta estaban haciendo toque de queda en un intento por frenar el crimen.
Vimos más indigencia que en Perú, pero mucho menos que en Colombia.
- Maltrato animal
En Ecuador hace falta concientización sobre el maltrato animal y la intervención del Estado.
Es abrumadora la cantidad de perros abandonados que ves por todas partes y además es evidente que sufren maltrato porque se acercan aterrorizados cuando les das comida. En la Laguna de Quilotoa una de las perritas lloró cuando la intenté acariciar y huyó despavorida.
Ni les cuento las condiciones en las que están los animales que explotan para el turismo y la ganadería.
Lo bueno
- Gente
Los ecuatorianos son lo más amable y educados que se puedan imaginar. Además, me pareció que estaban siempre felices.
La atención al cliente era maravillosa. Imagínense la diferencia con respecto a España.
Diego, acostumbrado a los niños maleducados de España, se quedó maravillado de la educación y el comportamiento impecable del hijo de Vero, la que gestionaba nuestro alojamiento.
(Comparo con España, porque es donde viví por varios años luego de Venezuela).
También nos dijeron que no fuéramos tomándole fotos a la gente porque en algunas zonas eran más cerrados. De igual forma, es algo que no solemos hacer por respeto.
Ahora les cuento de Edward para que se enamoren. Además de ser una persona alegre, divertida y optimista, era de lo más buena gente. Como en la primera excursión le compartimos nuestros snacks veganos, a partir de allí siempre nos llevó comida a todos los paseos sin cobrarnos nada. De hecho, el día que fuimos al volcán Corazón no nos quiso cobrar los $100 de la excursión porque había sido “una salida de amigos”. Nosotros hasta nos sentimos mal, nunca nos habíamos encontrado algo del estilo.
Para nosotros este hombre era lo más parecido a un ángel que habíamos visto.
Desde que conozco a Diego, nunca he visto que sus amigos de toda la vida le inviten ni un café. Yo tampoco he tenido la experiencia de que me inviten algo en Valencia y eso que me cansé de invitar a mucha gente.
El mes que pasamos en Quito nos sentimos muy afortunados de haber encontrado gente tan buena.
- Naturaleza y zonas verdes
En Quito tuvimos lo que más nos faltó en Playa del Carmen, Colombia y Perú: naturaleza y zonas verdes.
Teníamos varios parques grandes cerca de nuestro alojamiento donde se podía respirar aire puro y hacer deporte o rutas de senderismo. Esta es otra de las cosas que nos encantó de Quito y nos dio la calidad de vida que nos faltaba desde noviembre de 2021.
- Montañismo
Aunque nunca me había planteado hacer andinismo ni alta montaña, en Quito nos enamoramos y nos planteamos comprar el equipamiento adecuado para hacer montañismo.
Edward y Luis nos enseñaron sobre equipamiento y de ahora en adelante, nuestros zapatos de trekking solo tendrán suela vibrant.
Después de subir montañas y volcanes espectaculares y de acostumbrarnos a que nos faltara la respiración, los lugares en los que hacíamos senderismo en Valencia se nos quedaron insignificantes.
Si aman la naturaleza y la montaña, Quito es un destino ideal.
- Calidad de los alimentos
Aunque en Quito no había la inmensa variedad de fruta y verdura que había en Perú, los alimentos eran de buena calidad y también encontramos productos veganos.
Había choclo buenísimo como en Perú y cocos por todas partes.
Había un restaurante vegano maravilloso a 5 minutos de nuestro apartamento que además tenía siempre buenas ofertas y precios accesibles.
Identidad Natural
https://www.facebook.com/identidadnaturalrestaurante/
- Infraestructura
El aeropuerto de Quito era mucho mejor y más limpio que cualquier aeropuerto de España y que cualquiera de los que habíamos visto desde noviembre de 2021.
Las carreteras estaban como nuevas e impecables. Las aceras eran amplias y estaban limpias.
Además, el centro histórico está muy bien conservado.
- Ruido
Quito es un poco ruidoso por las alarmas de los carros que pueden sonar en algún momento.
Pero debo aclarar que esto no es ni remotamente comparable con el infierno de ruido de Playa del Carmen, Colombia y Perú. De hecho, desde noviembre de 2021 no dormíamos bien y en Quito ganamos calidad de vida también en ese aspecto.
Les quería contar también algo que nos dijo Edward cuando hablábamos de las propinas ya que a nosotros no nos gusta dejar propina; preferimos que nos cobren más caro el servicio y ya está.
Edward nos dijo que eran los gringos quienes habían dañado el turismo en Latinoamérica por ir dando dinero por todo; por eso en muchos sitios la gente cobraba incluso por tomarse una foto.
En definitiva, la estadía en Quito fue lo mejor de nuestro recorrido por Latinoamérica; nos quedamos enamorados y es el único destino al que volveremos. Fuimos muy afortunados de encontrar un buen alojamiento, tener una anfitriona atenta, tener la ayuda y amistad de Edward y la paciencia de Luis, la amabilidad y educación de los ecuatorianos, un restaurante vegano maravilloso…
Gracias por todo “mostro”, ya te extrañamos.
Luis gracias por guiarnos y por esa paciencia de santo.
Gracias a ustedes nos llevamos una de las experiencias más lindas que fue hacer cumbre en el Ruco Pichincha (y regresar vivos).