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Experiencia general en Latinoamérica

Hola a todos,

Inicialmente mi idea era ir primero a Argentina y luego ir subiendo hasta recorrer toda Sudamérica. Debido a las restricciones del covid, no pudimos hacer las visitas en el orden que yo quería y fuimos saltando a dónde podíamos.

Como ya han ido leyendo en posts anteriores, a inicios de noviembre de 2021 fuimos a Playa del Carmen, luego a Colombia, Perú y finalmente Ecuador. Cuando llevábamos dos meses en Perú, decidí volver a Europa.

Aquí les voy a contar mi experiencia general en Latinoamérica (respecto a estos 4 destinos) como nómada digital y haciendo visitas más realistas.

Precios

En general, Latinoamérica es más cara que Europa.

Imagínense que Diego iba con la idea de pagar alquileres turísticos a $500 al mes y eso no existe. En Colombia, incluso por $1500 al mes no encontrabas nada.

Tener unos “estándares mínimos” como limpieza y ciertas calidades te cuesta muchísimo dinero. Eso es algo que das por garantizado en Europa.

Aun pagando más dinero del que habíamos pagado en muchos países de Europa, nos encontrábamos con suciedad, cosas rotas, pésimas calidades, cocina mal equipada, etc.

En ningún alojamiento tenían aspiradora, ósea que imagínense cómo limpiaban. En este sentido, me recordó a Vietnam, donde tampoco vimos una aspiradora en todo el viaje.

Los productos de skincare cuestan dos o tres veces más que en Europa.

Los outlets no existen y mucho menos las rebajas, y la ropa es carísima.

En ninguno de los destinos en los que estuvimos pudimos ir al gimnasio porque los precios eran una locura.

Infraestructura

Si comparo con Valencia, donde viví varios años, casi todos los aeropuertos que vimos estaban más limpios y en mejores condiciones. En los aeropuertos en los países que estuvimos, era todo más fácil y rápido que en Europa.

Como en la mayoría de países solo puedes estar 3 meses como máximo, te pedirán el vuelo de salida para dejarte entrar al país.

En materia de aceras y carreteras, Latinoamérica deja mucho que desear.

Hacer turismo libremente es muy difícil ya que todo está ideado para que pagues tours. Alquilar auto es más caro de lo que hemos pagado en Europa y además es que es imposible hacer una reserva con tiempo, hay que ir el mismo día a ver si tienen disponibilidad.

El transporte público es prácticamente inexistente, por lo que tampoco es una opción.

Luego tienes Colombia donde ni siquiera puedes caminar sin acompañamiento policial.

Las aerolíneas que usamos en general eran un chiste; parecía haber regresado 50 años al pasado. Pésimos controles de seguridad, no verificaban los documentos de identidad, no sabían ni quiénes iban en el avión, no daban la información por megafonía, no te permitían embalar el equipaje, etc.

De los destinos que visitamos, solo en México existía Amazon. En el resto, no había nada del estilo, por lo que comprar por internet no era una opción.

Las pocas empresas que daban la posibilidad de envío a domicilio lo cobraban bien caro, pero no logramos usar ninguna porque la página web o las aplicaciones siempre daban algún problema.

Además, casi todos los sistemas de las empresas fallaban. Daban problemas los sistemas para darte una tarjeta de afiliación, para colocarte una línea en el teléfono, para hacer la compra del supermercado por internet, para comprar pasajes de avión, lo que nos pasó con las entradas del Machupicchu, etc.

Hacer una gestión bancaria en cualquiera de estos países parece una odisea; siempre veíamos kilómetros de cola en todos los bancos e incluso para sacar dinero del cajero, la gente tenía que esperar horas. 

Contaminación

Esto fue lo que más me afectó ya que no me esperaba tanta contaminación.

Desde que pisé Colombia, me enfermé de la garganta y estuve así hasta finales de mayo que volví a Europa. Pasé meses respirando humo.

En Latinoamérica, a excepción de Costa Rica, no existe la mentalidad de respetar el medio ambiente y todo el mundo tira los desperdicios donde quiere. Es atroz la cantidad de basura que encuentras en todas partes.

Lo bueno es que casi no hay fumadores y no están las aceras cubiertas de colillas de cigarros, como es el caso de España.

Alimentación

En Playa del Carmen me di cuenta de que todos los alimentos tienen glutamato monosódico y muchos otros ingredientes cancerígenos. No nos habíamos dado cuenta de esto antes porque en los viajes anteriores a México, habíamos ido solo de turismo y comíamos en restaurantes.

Por lo que no se podía comprar alimentos envasados en ninguno de los paises que estuvimos.

En los supermercados hay pocas o ninguna opción vegana. Algo tan básico como el tofu, lo encontramos solo en Quito.

Algo que en mi opinión quita mucha calidad de vida es que el agua del grifo no es potable. En Venezuela tampoco lo es, pero luego de vivir en España me desacostumbré. Tener que estar cargando envases de agua potable todos los días era algo que me molestaba porque en los alojamientos ni siquiera te dejaban la botella grande con su soporte ni tenían filtro.

Ruido

Para nosotros esto fue una pesadilla.

No es que España sea precisamente silenciosa porque la gente es gritona y escandalosa. Por esta razón vendimos el apartamento de Diego y decidimos irnos a vivir a un país de Europa con gente normal.

Pero en Playa del Carmen, Perú y Colombia, el ruido de las calles te vuelve loco. La gente tocando corneta las 24 horas del día, las alarmas de los carros sonando todo el día sin que nadie las apagara nunca, ruidos de construcciones, bomberos y ambulancias pasando todo el día. En serio, excesivo.

Quito fue el único lugar medianamente normal donde por lo menos podíamos dormir sin tapones en los oídos.

Gente

La gente en Latinoamérica, en general, es sumamente educada y amable.

En Perú, por ejemplo, se respetaban las normas al máximo, en el supermercado todo el mundo se apartaba y te dejaba pasar, no veías a nadie con la mascarilla mal puesta, en los edificios había horarios en los que no se podía hacer ruido, etc. La única excepción era para conducir, ahí no te respetaban ni cuando tenías la luz en verde.

Quito fue el único lugar donde los conductores eran más educados y respetaban las normas de circulación.

El servicio al cliente es impecable en casi todos los lugares. La gente que te atiende es atenta y se esmera en darte un buen servicio. En ese aspecto, Diego que estaba acostumbrado a la gente amargada y maleducada de España, se quedaba maravillado.

Inseguridad

En nuestro caso particular, solo nos sentimos inseguros en Colombia. Pero hay que tener en cuenta que la inseguridad es un tema importante en Sudamérica, por lo que siempre hay que ir en estado de alerta.

En definitiva, aunque creo que Sudamérica es maravillosa y vale la pena conocerla, hay muchas cosas que me hacen imposible vivir allí. No lo recomiendo para ir una larga temporada como hicimos nosotros; es mejor ir por poco tiempo y quedarse en hoteles para poder tener los mínimos estándares garantizados.

En Sudamérica me faltaron muchas cosas que para mí son “mínimos estándares”: aire relativamente limpio, calles limpias, agua del grifo potable, que no haya demasiado ruido en las calles, poder hacer gestiones por internet sin tener problemas, envíos a domicilio, aerolíneas normales, alojamientos turísticos decentes, áreas verdes dentro de la ciudad, alimentos veganos en los supermercados, transporte público.

Quizás si hubiéramos estado en Argentina, Chile, Uruguay, la experiencia hubiera sido distinta. Volveré a Sudamérica sobre todo porque quiero volver a Argentina y conocer lo que me falta, pero lo haremos con una logística diferente.

  • Peores aerolíneas: Wingo y Sky Airlines
  • Mejor aerolínea: Latam
  • Ciudad con mayor altitud en la que estuvimos: Cusco

Ranking de los destinos visitados

  1. Ecuador: la mejor experiencia, el más caro, el más limpio, el más seguro, el menos ruidoso, el más cívico, la gente más educada, al que podría volver.
  2. Perú: el más ruidoso.
  3. Playa del Carmen: el más sucio, el peor alojamiento.
  4. Colombia: la peor experiencia, la peor gente, el más inseguro, el más decadente.

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