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El apartamento de Valencia en el que pasamos el verano de 2022

Hola a todos,

En el post pasado les conté que la idea era ir a Porto porque es donde nos queríamos comprar la casa, pero al momento de reservar el vuelo, todos los alojamientos con un precio “razonable” habían desaparecido.

Inicialmente habíamos descartado pasar por Valencia porque no teníamos nada que hacer allí, ya habíamos vendido nuestros apartamentos y tampoco teníamos ganas de pasar por ese país, mucho menos en verano.

Si no íbamos a Porto ni encontrábamos ningún lugar decente y a buen precio en Europa, el plan b era quedarnos en Quito hasta septiembre.

Una amiga de Diego que estaba en un grupo de WhatsApp de anfitriones de Valencia nos pasó el contacto de una mujer que nos podía alquilar su apartamento.

Me mandó un video y el alojamiento se veía muy bien y más si comparamos con la calidad de sitios que habíamos encontrado hasta el momento. Me explicó que estaba bien equipado ya que tenía las mismas cosas que estaban cuando ella vivía allí y que si me hacía falta algo más, no tenía problema en buscármelo. Además, había dos escritorios y me dijo que comprara las sillas de oficina y luego nos arreglábamos.

El precio mensual era de 1000 euros y pagaríamos la electricidad aparte.

Después de todo lo que habíamos visto, hasta nos pareció barato.

Aun así, no dejó de sorprenderme de la atrocidad de precios de los alojamientos turísticos. Ustedes piensen que el sueldo medio de España no llega ni a 1000 euros al mes.

Nos planteamos entonces hacer la base en Valencia hasta septiembre. Aunque a ninguno de los dos nos gusta esa ciudad, por lo menos estaríamos más cerca de Portugal que estando en Ecuador o en Turquía. Además, tendríamos la ayuda de los padres de Diego.

Nos pusimos de acuerdo con la dueña del apartamento para estar allí desde el 25 de mayo hasta el 25 de septiembre y la fecha de salida sería flexible dependiendo de cómo fueran nuestros planes.

El apartamento estaba en la Calle Fray Pedro Vives y bien ubicado con respecto al centro y al transporte público. Además, teníamos un Lidl al lado.

Quedamos de acuerdo por WhatsApp, pero el 25 de mayo por la mañana la dueña del apartamento me pidió los documentos de identidad para hacer el contrato y justo cuando estábamos en el aeropuerto, fue que salió con el tema del “depósito de seguridad”. Pretendía cobrarnos 1000 euros y luego bajó a 500 euros que me devolvería por transferencia “luego de que nos fuéramos cuando a ella le llegara el recibo de la luz”. La anfitriona me quería cobrar una fianza como si fuera un alquiler de larga duración en vez de un alquiler turístico.

Ahí entramos en crisis otra vez porque yo no le iba a dar 500 euros y menos cuando me lo estaba diciendo horas antes del check-in. Lo lógico es que lo hubiera dicho dos meses antes cuando habíamos hablado por primera vez. Nosotros nunca habíamos dado depósito de seguridad en ningún alojamiento turístico y en España lo de la fianza es un problema porque en la mayoría de los casos, no la devuelven porque no les da la gana; de hecho, hace años cuando Diego vivía alquilado, no se la habían devuelto.

No se imaginan los minutos de auténtico pánico que pasamos en el aeropuerto pensando que otra vez nos quedábamos sin alojamiento.

Al final, la anfitriona me dijo que lo dejábamos en 150 euros que cubrirían lo máximo de electricidad que pudiéramos consumir en el último mes. Esto ya era algo más razonable.

En Valencia nos buscaron los padres de Diego y aun íbamos con el miedo de que al final la cosa saliera mal y nos tuviéramos que ir a su casa, por lo que ni siquiera sacamos el equipaje del carro.

Subimos a ver el apartamento y era tal y como se veía en el video. Era nuevo y estaba limpio.

Leímos el contrato y luego de asegurarnos que no hubiera nada raro, firmamos y le pagamos en efectivo a la anfitriona.

Piensen también en qué buen negocio para ella ganarse 4000 euros sin pagar nada de impuestos por ese dinero.

Ahora vamos a lo positivo y negativo del apartamento:

Lo bueno

  • Aunque la zona no era nada especial, la ubicación era buena y teníamos un gimnasio a 25min caminando, el centro a 20min, la estación de tren a 30min. A las consultas médicas también podíamos ir caminando.
  • Excelente velocidad de internet de 500mbps.
  • Había 2 escritorios y al tener 3 habitaciones, cada uno podía tener su espacio de trabajo.
  • Estaba recién reformado y todo estaba como nuevo. Los electrodomésticos estaban nuevos e incluso teníamos lavavajillas (cosa que no habíamos visto en todo nuestro recorrido por Latinoamérica.)
  • Colchón y almohadas de calidad. Teníamos 7 meses sin dormir con almohadas de viscoelástica.
  • Baño amplio con ventilación y luz natural.
  • El apartamento estaba bien ventilado, si se abrían todas las ventanas, corría mucho el aire e incluso en verano era tolerable sin poner el aire acondicionado.
  • Suficientes armarios en perfectas condiciones.
  • El apartamento estaba en un último piso y no tener vecinos arriba es un lujo.
  • Aire acondicionado.
  • Aunque las vistas no eran bonitas, había bastante espacio sin edificios.
  • Había suficientes productos de limpieza que nos alcanzaron para los 4 meses.

Lo malo

  • Cocina pequeña y le faltaban algunas cosas básicas que nos tuvo que prestar la madre de Diego.
  • Un poco ruidoso. Como tenía un parque en frente, había momentos del día en que no se podía ni abrir las ventanas porque los gritos de los niños eran insoportables. Además, el baño daba a un patio interior, por lo que en ciertos momentos del día también escuchabas música, silbidos, gente hablando a gritos, etc.
  • Aunque fue el alojamiento más limpio que nos habíamos encontrado hasta el momento, había detalles mejorables. Tuve que limpiar los cubiertos de nuevo, todos los cajones estaban sucios de polvo y pelo.
  • El baño no tenía bidet.

En definitiva, era el mejor alojamiento que nos habíamos encontrado en casi 8 meses y de hecho, el único con condiciones normales; fue un respiro estar en un lugar que no nos diera problemas. Tuvimos suerte de encontrar un sitio recién reformado en el que solo vivía la dueña un par de meses al año, por lo que no tenía ningún desgaste.

Aunque era caro si consideramos los sueldos de España, el precio no estaba mal si tomamos en cuenta la temporada y las pésimas calidades que normalmente se encuentran en los alojamientos turísticos.

Nos sentimos a afortunados de haber podido pasar el verano en un alojamiento normal.

A la semana de haber hecho el check out, nos escribió la anfitriona para devolvernos lo que sobraba del depósito de seguridad luego de descontar el último recibo de la luz. Nos devolvieron casi 30 euros y nosotros no nos podíamos creer que aun existiera gente tan correcta.

Les dejo el enlace a mi canal de YouTube:

2 comentarios

  1. Gloria

    Que buena descripción de esa estadía, no se como es en Europa pero considero que todavía se consigue gente honesta. A veces llegamos a los sitios turísticos con miedo de como será donde será nuestra estadía. Gracias por los datos.

    • erikabarbieri

      Gracias por comentar! Todavía hay gente normal y honesta, aunque a veces se pierdan las esperanzas.

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