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Suma fitness club Valencia: buenas instalaciones y pésimo personal

Hola a todos,

Como pasamos 3 meses en Valencia en verano de 2022, elegimos este gimnasio porque tenía piscina y nos quedaba cerca. No pensaba en dedicarle un post, pero fueron tantos los fallos que se ganaron una publicación por el pésimo servicio.

Fuimos a preguntar precios y pedimos hacer una visita de las instalaciones. Nos atendió una señora de casi 60 años muy maquillada que llevaba unas plataformas con las que casi no podía caminar. De hecho, se tropezó bajando las escaleras y casi se estampa contra una pared.

Nos dio la información y estaba todo el tiempo girando los ojos hacia arriba como si le fuera a dar un derrame cerebral. Luego nos dimos cuenta de que giraba los ojos cuando estaba mintiendo.

Decidimos afiliarnos ese mismo día porque necesitábamos comenzar a entrenar cuanto antes y porque el gimnasio parecía medianamente decente.

La primera cosa buena es que se reservaban las actividades dirigidas a través de una app y había un cupo limitado en cada clase por lo que cada socio tenía asegurado el material necesario. Además de la matrícula y la mensualidad, había que pagar la pulsera que servía para acceder al centro, usar los casilleros y marcar la asistencia al momento de llegar a la clase.

Pagamos cada uno:

  • Matrícula: 42,65eur
  • Mensualidad: 26,55eur
  • Pulsera: 5,60eur

Otro aspecto positivo es que las instalaciones estaban nuevas y había equipamiento suficiente.

Empezamos un miércoles haciendo la clase de BodyPump que es una de mis preferidas de los programas de LesMills. Para mi sorpresa, el monitor era un desastre. Llegó tarde, no preguntó si había alguien nuevo (cosa que todos los monitores deben hacer), no corregía ni explicaba los ejercicios, iba pasando canciones cosa que no se hace en ningún programa de LesMills y para colmo, hacía las clases más cortas.

Al día siguiente fuimos a la clase de BodyCombat y la dio el mismo tipo, por lo que nuevamente fue un desastre.

Cabe destacar que en sus clases todo el mundo iba perdido, nadie llevaba el ritmo y hacían los ejercicios mal.

Preguntamos en recepción si había alguna razón para que el monitor no siguiera la metodología de LesMills y la recepcionista no sabía ni quién daba la clase. Nos dijo que se lo comentaría a su jefa pero que habláramos directamente con el monitor.

Al día siguiente, luego de otra clase desastrosa, le pregunté por qué no daba el programa de LesMills tal y como correspondía. Se puso a inventar una historia de que él había sido de los primeros en enseñar programas de LesMills en el mundo y que había recorrido toda Latinoamérica trabajando como monitor deportivo. Su explicación para dar la clase tan mal era que “él se aburría” y por eso iba cambiando canciones.

Cabe destacar que las canciones que ponía eran de coreografías de hace más de 10 años.

Como ni en recepción ni el monitor nos habían hecho caso, decidimos dejar reseñas en Google para ver si alguien nos hacía caso y se daban cuenta de que el monitor estaba dando las clases mal.

A los dos o tres días, la señora que nos había enseñado el gimnasio fue corriendo detrás de Diego cuando lo vio salir para preguntar que había pasado. Le explicamos y lo único que hacía era girar los ojos y decir que todo el mundo hablaba maravillas de ese centro. Además, dijo que le sorprendía que hubiéramos dejado la reseña directamente sin haber hablado antes con nadie del personal. Le dijimos que habíamos hablado con la recepcionista que no se había molestado en pasarle el feedback y con el monitor que nos había dicho que daba las clases así porque se aburría.

Si ven las reseñas negativas del gimnasio, casi todas son por la recepcionista de la mañana que se llama Diana. Esta chica es maleducada e incompetente, pero a pesar de todas las reseñas negativas y de todos los clientes que ha perdido el gimnasio por su culpa, a nadie se le ha ocurrido despedirla.

Aquí pueden ver mi reseña y la respuesta de la señora:

En la respuesta decía que los programas de LeMills se comenzaron a hacer de 45 minutos durante la pandemia para que diera tiempo de desinfectar pero que ya se había mandado un email a todos los monitores para que hicieran las clases completas de 60 minutos.

Respecto a los fallos de limpieza, no hicieron absolutamente nada.

Era todo mentira porque el monitor Cristian, que era el que daba todas las clases de la mañana, siguió llegando tarde y haciendo las clases mal. Lo más gracioso es que él mismo se equivocaba en su desastre.

A inicios de julio estuvo de baja médica por una semana y lógicamente, pusieron a otros monitores para sustituirlo.

Para el BodyCombat, llegó un tipo obeso que no sabía dar ese programa y dio otra clase desastrosa que duró exactamente 33 minutos. La clase consistía en saltar de un lado a otro sin ningún sentido. Además, está el hecho de colocar a una persona con obesidad a dar clases en un gimnasio. España es el único país del mundo en el que he visto que ponen gente con sobrepeso a dar clases de fitness.

Viendo que los monitores de la mañana eran unos payasos, decidí preguntar en recepción quién daría la siguiente para ver si reservábamos o íbamos a sala.

Para variar, la de recepción no sabía nada y tampoco era capaz de preguntar a quien lo supiera para dar la información que el cliente está solicitando. En cualquier gimnasio normal, el personal de recepción sabe perfectamente qué monitor da cada clase.

Afortunadamente, para las sustituciones de BodyPump pusieron a un monitor que además de estar en excelentes condiciones físicas, dio una clase impecable y profesional. Al terminar, le pregunté a qué hora daba sus clases y lamentablemente, solo estaba en la tarde.

Pensamos en cambiarnos de gimnasio, pero los que tenían piscina nos quedaban lejos y significaba perder tiempo en buscar otro gimnasio. No nos convenía para el poco tiempo que íbamos a pasar en Valencia. Pero la verdad es que para los monitores que había, era mucho mejor hacer las clases en mi casa viendo la coreografía en la televisión.

En agosto tuvimos la suerte de que Cristian, el monitor de la mañana, se fue de vacaciones durante todo el mes y quedó Ximo, quién lo había sustituido a inicios de julio, dando todas las clases de la mañana. Ese mes fue pura felicidad para mí, al punto de que me despertaba a las 5:40AM como flotando en una nube.

Incluso la gente que estaba acostumbrada a hacerlo todo mal desde hace años, mejoró mucho gracias a Ximo. Un buen monitor, que debería ser lo normal, allí era como ver un unicornio.

Si hubiera seguido viviendo en Valencia luego de agosto, me hubiera cambiado de gimnasio ya que no podía pasarme al horario de la tarde.

En definitiva, este es otro ejemplo de cómo funcionan las cosas en España. Un gimnasio que podría ser maravilloso por las instalaciones y el equipamiento termina siendo pésimo por tener un personal tan mediocre.

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