Menú Cerrar

Mi visita a Budapest en invierno

Hola a todos,

Cuando ya casi todo en la casa estaba arreglado, decidimos tomarnos unos días de vacaciones para despejar la mente de todos los problemas que habíamos tenido.

Yo tenía ganas de ir al sur de Italia, pero los alojamientos eran terroríficos y caros.

Nos decidimos por Budapest ya que era el vuelo que salía más barato y porque los hoteles parecían medianamente decentes. Aun así, se nota la inflación porque tampoco había ningún destino que fuera una ganga.

En años anteriores en enero, habíamos encontrado mejores ofertas.

Fuimos del 11 al 16 de enero y teníamos 4 días enteros para visitar la ciudad.

Como ya vieron en el post anterior, reservamos en el Christina Residence que está en la parte de Buda y nos quedaba relativamente cerca del distrito del Castillo de Buda, a donde fuimos la primera tarde.

Cabe acotar que en invierno tienes menos horas de sol para visitar y en Budapest, a las 16:30h, ya era de noche.

Esa primera tarde que fuimos al Castillo de Buda había muchísima gente y decidimos volver de nuevo a la mañana siguiente para poder tomar las fotos sin gente.

El restaurante vegano que nos quedaba más cerca del hotel y el único en la parte Buda que estaba abierto para cenar era Édeni Vegán. Cerraba a las 18h por lo que ese día cenamos a las 17h.

Todos los restaurantes cerraban como máximo a las 20h. Incluso en la zona turística, como máximo estaban abiertos hasta las 22h.

El primer día recorrimos la zona de Buda desde el distrito del Castillo de Buda hasta el Puente de la Libertad y como todavía teníamos luz, cruzamos a la parte Pest. Ese día caminamos casi 25km.

Al día siguiente fuimos caminando hacia el Puente de Margarita para tomarnos la foto con el Parlamento de fondo y cruzamos por allí.

Este día estaba todo lleno de “free tours” de españoles y era pesado porque en cada sitio turístico, había muchos grupos.

Llegamos hasta las Termas de Széchenyi y allí agarramos el metro para volver al hotel.

Descartamos este balneario porque como es el más famoso, nos imaginamos que habría mucha gente.

Esa tarde le preguntamos al recepcionista del hotel qué otra ciudad podíamos visitar cerca ya que en 2 días habíamos visto todo Budapest. Nos recomendó que fuéramos a Eger.

El viaje en tren hasta Eger dura 2 horas.

Lo bueno es que no había turistas. La ciudad es pequeña y se puede ver perfectamente en unas pocas horas.

El único restaurante vegano que había en Eger estaba cerrado y en ningún otro tenían opciones veganas, por lo que compramos en el supermercado y almorzamos sentados en un parque.

El domingo, como supuestamente llovía, era el día que teníamos reservado para ir a las termas y visitar algunos museos.

A primera hora fuimos a las Termas Géllert. La entrada cuesta 27 euros y tiene una piscina normal, 4 piscinas termales y dos piscinas de agua fría. A partir de las 11am, aquello era una locura de gente. Las saunas no funcionaban.

Me pareció que tiré el dinero a la basura porque no había más nada que hacer que remojarte en agua caliente. Además, el complejo en general estaba en pésimo estado y se notaba que hace muchos años no hacían mantenimiento.

No nos sentimos decepcionados porque ya nos imaginábamos que cualquier terma en Budapest iba a ser la típica turistada.

Descartamos los museos y el Laberinto por las malas reseñas que encontramos.

Por la tarde fuimos a la Isla Margarita que, aunque el recepcionista del hotel nos había dicho que no valía la pena en invierno, me gustó porque solo había locales haciendo deporte. Le dimos la vuelta a la isla y el ambiente era super agradable y relajado.

En general, Budapest se puede ver en dos días, no hace falta más. Aunque me gustó la ciudad, en su arquitectura se siente la guerra y la decadencia que ésta dejó. Me pareció más sucia que otras ciudades como Viena y Bratislava; es más sucia que Porto y menos sucia que Valencia, por ejemplo.

Aunque la gente es educada, son más fríos con respecto a las experiencias que tuvimos en Viena, Bratislava y Londres. En la estación de trenes el personal ni siquiera hablaba inglés y te gritaban las cosas en su idioma. Además, en pocos sitios encontrabas las indicaciones o los carteles en inglés.

Aunque hacía más frío, viniendo del invierno de Porto de lluvia imparable, fue un cambio a mejor.

En cuanto a precios, el Uber, las entradas a los lugares e incluso el transporte público, eran más caros que en Porto. Los precios de la comida en los restaurantes eran parecidos.

Gastos totales por 2 personas para 5 noches:

Hotel: 308 euros

Vuelos: 202 euros

Comidas y desplazamientos: 337 euros

Restaurantes veganos:

Édeni Vegán

Veganlove Street food

Vegan garden

Élelem Étterem

Aquí les dejo los enlaces a mi canal de YouTube:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *