Hola a todos,
En el último post donde les contaba el horror que fue la obra del baño, al final comentaba que me habían recomendado a Nicolas Scavone de Porto Pladur y estaba contenta con él.
Aquí les dejo los dos posts en los que cuento el horror con las obras de la casa:
En un grupo de Facebook de latinos en Porto me recomendaron la empresa Porto Pladur y llamé al señor para que viniera a hacer el presupuesto.
En ese momento quería colocar azulejos en dos paredes del baño de abajo y pintar el área de la escalera de la habitación de abajo.
Inicialmente íbamos a pagar para que pintaran toda la habitación de abajo, pero después de tantas malas experiencias decidimos hacer nosotros todo lo posible.
Para el área de la escalera como tiene el techo tan alto, necesitábamos a un profesional con las debidas herramientas para hacerlo.
Nicolas Scavone me pasó un presupuesto de 420 euros para colocar los azulejos y pintar el área de la escalera.
No me pareció demasiado caro tomando en cuenta los otros presupuestos que me habían mandado. Además, si lo hacía mal, tampoco perdíamos demasiado dinero.
Para hacer ese trabajo Nicolas vino un sábado con un ayudante brasilero, llegó a las 8AM y nosotros no lo podíamos creer luego de que Paulo Correia llegaba a las 11AM.
Mientras ellos trabajaban, Diego y yo también íbamos pintando el resto de la habitación.
El señor colocó papel por toda la escalera para no manchar y parecía que trabajaba bien.
Aun así, se apoyó en el pladur e hizo dos huecos en los que luego tuvo que colocar masilla. Además, el ayudante que había venido el sábado, el domingo ya no se apareció y la obra que tendría que haber durado dos días, se alargó a 4.
Para pintar, tampoco es que puso andamio ni nada, simplemente amarró la brocha a un palo, cosa que hubiéramos podido hacer nosotros.
Otros dos detalles: el acabado de los azulejos en la parte de abajo quedó mal y Yo luego tuve que colocar masilla en las dos paredes; además, cuando quitó el papel de la escalera, arrancó pedazos de pintura y luego tuve que retocar los rodapiés.
Es decir, el trabajo estuvo muy lejos de ser perfecto, pero era lo “menos malo” que habíamos encontrado hasta el momento.
Una cosa que me llamó la atención es que cuando vino a hacer el presupuesto y yo le explicaba lo que me había pasado, él me dijo “A ti te gustan los detalles como a los arquitectos”. Como si hacer el trabajo bien con acabados como corresponde, fuera un lujo.
Lo siguiente fue afinar y pintar unas puertas.
Si para el primer trabajo llegaba a las 8AM y trabajaba 8 horas, para el segundo trabajo ya empezó a llegar a las 10AM y trabajar media jornada.
Yo me imaginaba que iba a quitar las puertas para lijarlas y pintarlas como corresponde, pero no, lo hizo todo sin quitar las puertas.
El día que tenía que venir a dar la segunda mano de pintura mandó a uno de sus ayudantes brasileños que no sabía ni lo que tenía que hacer.
No lijó lo que quedaba por lijar y se puso a pintar directamente dejando la pintura chorreada. Cuando le enseñé las gotas que había dejado en uno de los marcos, se puso a desconcharlo todo con la mano y casi me da un infarto.
Le tuvimos que decir que se fuera porque me iba a destrozar la casa.
Una semana después se apareció Nico a terminar el trabajo. Después de que supuestamente lo terminó, se le habían quedado un montón de sitios sin pintar porque como no se había molestado en poner papel en el suelo ni cinta en las bisagras, había dejado zonas sin pintar.
Otra semana después se apareció a arreglar lo que había dejado mal hecho. Aun así otro trabajo «terminado que estaba lejos de haber quedado bien.
En decir, pintó las puertas como las hubiéramos pintado nosotros, no como un profesional. De hecho, nosotros las hubiéramos pintado mucho mejor.
Su excusa era que “las puertas eran de mala calidad y así es que quedaban”.
Aquí tengo que destacar algo importante que es que desde el principio él insistía en que prefería que le pagaran en efectivo, lo que es la fórmula perfecta para defraudar y no pagar impuestos.
La primera vez que lo contacté por Whatsapp, lo primero que hice fue preguntar si hacía factura y me dijo que sí, por eso lo contraté.
Pero, luego de dos trabajos y de haber cobrado casi 700 euros, no me había mandado ninguna factura.
Como me había arreglado el problema eléctrico que tenía la casa desde que la compramos, le exigí que me hiciera la factura porque tenía que anexarla a la denuncia que les puse a los que me estafaron en la venta de la casa.
Como seguía siendo lo menos malo que me había encontrado hasta el momento, le pedí presupuesto para colocar dos techos en la parte exterior de la casa.
1225 euros sin contar la pintura “que se le había olvidado añadir al presupuesto”. 280 euros para colocar un piso de cemento en la parte de atrás.
Colocar los techos fue un absoluto circo.
Se aparecía a mediodía, trabajaba dos horas y se iba, volvía a aparecer en la tarde, luego se le olvidaba venir al día siguiente.
La excusa: “Tenía que ir a varias tiendas a buscar los materiales”.
Cada vez que veía cómo iba el trabajo, encontraba cosas mal hechas y había que estar diciéndole todos los días lo que había hecho mal para que lo arreglara.
Me había dicho que se tardaría una semana y en realidad tardó casi 3.
Durante todo el tiempo que estuvo colocando los techos, le habíamos llamado la atención porque había cortado mal la chapa, porque había colocado la chapa sucia, porque había dejado maderas sin pintar pensando que no nos íbamos a dar cuenta, etc.
Si ven videos en Youtube, se apuede apreciar que, para cortar cualquier cosa, los profesionales usan ciertas herramientas para que el corte quede derecho y limpio.
En cambio, parecía que Nicolas Scavone había cortado la chapa a mordiscos.
Además, la frase últimamente era “Así es como queda” para justificar dejar el trabajo mal hecho.
Al terminar los techos, tenía que haber colocado silicona en todos los bordes para que lógicamente no pasara el agua cuando lloviera.
Casualmente, el día que terminó me dijo que “se le había olvidado comprar la silicona” y que ya la pondría cuando volviera a pintar lo que quedaba de la casa.
Hasta aquí, me faltaba pintar la parte de arriba de la casa e instalar una puerta plegable en uno de los baños, y eso supuestamente lo iba a hacer él.
Me quedé muy descontenta con el trabajo de los techos y luego de que se fue, justo al día siguiente llovió y como era de esperarse, chorreaba el agua por todas las paredes.
Una vez más, la excusa fue “es que los techos de exterior son así, siempre va a entrar el agua, así es que queda”.
Además, como ustedes saben, la silicona hay que ponerla en una superficie limpia, por eso debía ser colocada inmediatamente después de terminar la instalación de los techos.
Nicolas se fue el 22 de febrero y yo me quedé esperando a que volviera a colocar la silicona ya que, hasta el momento, medianamente había arreglado las cosas que dejaba mal hechas.
De hecho, compré la puerta del baño porque estaba esperando a que el tipo volviera.
La primera vez que llovió, se inundó el piso de atrás. Nico tenía que colocar el cemento con una cierta inclinación para que el agua corriera hacia afuera, pero lo hizo mal.
El 8 de marzo le escribí y le mandé fotos de cómo se quedaba el agua estancada.
Además, me di cuenta de que no había afinado las puertas bien y no se podía cerrar con llave.
También vi que la silicona que había puesto en el lavamanos cuando colocó los azulejos, se había despegado. Esto sin ningún tipo de uso, porque el baño de abajo no lo usa nadie.
Luego descubrí que no había usado la silicona correcta. Tuve que retirarla toda y volver a colocarla; además sumen el viaje al Leroy Merlin para comprar la silicona.
Su respuesta fue “ok”. Ni disculpas ni nada.
Cuando llovía siempre encontraba el carrito de la compra y las bicicletas empapadas y me resultaba muy extraño cuando estaban bajo el techo que había colocado Nicolas.
El 21 de abril me fijé y vi que había medido mal y había dejado una parte de la chapa muy corta, por lo que no llegaba al tubo del desague y caía todo adentro, donde debía estar seco. Es decir, cuando llovía se mojaba más bajo el techo que fuera.
Hice videos y se los mandé. No obtuve ninguna respuesta.
También descubrí que había dejado sin pintar todas las maderas que él creía que yo no iba a ver.
Esperé hasta el 2 de mayo y como ya se notaba que no iba a venir a arreglar el desastre que había hecho, puse la reclamación ante las autoridades competentes.
El que era el “menos malo” había pasado a ser igual de malo que los demás.
Incluso antes de poner la reclamación, ya había colocado la silicona en los techos porque sabía que, si finalmente venía a colocarla, lo iba a hacer mal e iba a ser doble trabajo arreglar su desastre y volver a colocar la silicona de manera correcta.
Además, viendo cómo había cortado la chapa de los techos, ya estaba claro que él no iba a instalar la puerta del baño porque también la iba a dejar mal cortada.
Me explicó cómo iba a pintar la parte arriba de la casa sin andamio y ya había quedado claro que no lo iba a hacer bien.
Diego piensa que ya colocar dos techos y hacer un piso de cemento es algo que a Nicolas Scavone se le quedó demasiado grande y que no tenía ni idea de cómo hacerlo. Que no iba a volver a colocar la silicona porque seguro no sabía ni cómo ponerla.
Aquí les comento varias cosas para tener en cuenta. Aunque nadie quiere pagar IVA, no acepten trabajos si no les hacen factura. La factura debe ser emitida en automático apenas se paga el servicio, no hay que estar atrás del prestador del servicio para que se digne a emitir la factura. Además, con la factura tienes garantía y si hay algún problema, tiene hasta un mes para resolverlo.
Otra cosa es que, si ves que quiere cobrar en efectivo, no lo contrates porque es una persona que se mueve en la ilegalidad y el fraude. Igual que no paga impuestos, no te va a dejar el trabajo bien hecho.
Cuando vi la única factura que me había hecho, vi que no cobraba IVA porque “factura menos de 15000 euros al año”. Es imposible que una empresa, con empleados a su cargo y que se la pasaba también haciendo obras en Vigo, facture menos de 15000 euros año. Eso solo es posible si defraudas y no declaras todos los ingresos.
Toleré muchas cosas porque era lo menos malo que me había encontrado y porque tenía prisa para terminar las cosas pendientes de la casa. Consentí que no me hiciera las facturas, que hiciera el horario que le daba la gana, aguanté tener que estar de vigilante detrás de él para que arreglara los desastres.
Fui tan tonta que le pagaba siempre, aunque le quedaran detalles por arreglar.
Si hubiera sido justa, no le hubiera pagado la última parte de los techos ni la mitad del piso de cemento.
Otra cosa graciosa es que un día se quedó impresionado de lo bien que había quedado el suelo de mi habitación y dijo que podíamos trabajar de eso. Yo le dije que para pagar y que lo dejaran mal, lo hacía yo.
Allí respondió que siempre iba a quedar mejor cuando uno se hacía las cosas para uno mismo. Yo me quedé en shock. Le dije que las cosas tenían que quedar mejor cuando las hace un profesional que cobra para eso.
Así terminó malamente la historia con Nicolas Scavone de Porto Pladur quién empezó bien, pero a partir del segundo trabajo resultó ser tan incompetente y estafador como los demás, y siempre supo justificar la mediocridad con frases como “Es que así queda, no se puede hacer más nada”, “Es que a ti te gustan los detalles, a nadie le gusta hacer eso”, “Se me olvidó”, “Ustedes lo hacen mejor porque siempre quedan mejor las cosas cuando uno las hace para uno mismo”.
Lo bueno de esta experiencia es que al final pintamos nosotros lo que quedaba de la casa y fue otro de nuestros grandes logros y motivo de orgullo.
Y como la cuarta va la vencida, luego de otra pésima experiencia, finalmente encontré a alguien que trabaja bien. El próximo jueves les cuento.
Además, también descubrí que todas las cosas que decía Nicolas Scavone eran mentira o no tenía ni remota idea de cómo se hacía el trabajo.