Praia Da Loma & Praia Zebreiros
Ya con paddle boards, comenzamos a recorrer las mejores playas fluviales de Porto.
La primera fue Praia da Lomba que quedaba al otro lado del río y nos tardamos casi 50 minutos en llegar. Se paga 1,50 euros de peaje y 2 euros de estacionamiento.
La playa era linda, pero estaba muy sucia y ya a las 9 de la mañana, había niños gritando. Era sábado y agosto.
Inflamos las tablas y nos fuimos a hacer un recorrido que en total fue de 3 horas.
Al día siguiente fuimos a la Praia Zebreiros que nos quedaba a 16 minutos en carro. Esta playa estaba más limpia y tenía menos gente.
Hicimos un recorrido por el Río Sousa. Este día era un horror el escándalo que había de música del otro lado del río Douro y de las motos. Era insoportable.
Además, al volver a mediodía el tráfico era horrible y estuvimos a punto de tener un accidente en dos ocasiones; una con una furgoneta que se nos atravesó y otro con un motorizado que también se cruzó por la carretera como si las normas de tráfico no existieran en su mundo.
A casi mediados de agosto, esto me hizo pensar en no salir más en lo que quedaba de mes porque lo peor de la humanidad estaba suelto por Porto.
Nuestra playa fluvial
A 10 minutos caminando de nuestra casa llegamos a la Marina de Freixo donde empieza una ruta al lado del río que llega hasta Gondomar.
Es una ruta preciosa en la que también hay un par de playas fluviales.
Un sábado, como nos levantamos tarde, decidimos ir a una de estas playas ya que es lo que más cerca nos queda y para no perder tiempo de desplazamiento.
Afortunadamente el día estaba nublado y no había nadie. Inflamos los paddle boards y comenzamos el recorrido. Fuimos contra corriente con la esperanza de que el regreso fuera fácil.
El recorrido fue super agradable y al final, llegamos a una playa idílica sin gente. Además, vimos unas casas de sueño.
Para regresar como había subido la marea, teníamos la corriente y el viento en contra.
Castelo de Paiva & Praia de Marecos
Este fin de semana buscamos a Luna para que hiciera paddle boarding por primera vez.
El sábado fuimos a Castelo de Paiva donde convergen los ríos Douro, Támega y Paiva.
Le dimos la vuelta a la pequeña isla y nos fuimos por el Río Paiva que era el que se veía más tranquilo. Vimos mucha gente haciendo paddle boarding y a partir de mediodía también empiezan a pasar barcos pequeños.
Al final llegamos a otra pequeña isla y esa parte era de lo más idílica.
Como el domingo no quería ir tan lejos, optamos por la Praia de Marecos que estaba a 15 minutos en carro.
La ida fue muy agradable y llegamos hasta la Praia de Zebreiros. El regreso fue difícil porque empezó a hacer muchísimo viento.
Este segundo día Luna iba mucho más confiada en el paddle board.
Nos encontramos parras llenas de uvas y también comimos moras salvajes.
Praia Luzim
Esta playa estaba a casi una hora en carro en la zona de Penafiel.
Como ya era septiembre, no había nadie y aquello era pura paz y tranquilidad. Además, ese día no hacía viento y el recorrido fue muy agradable.
Lo malo es que todo estaba extremadamente sucio y veías basura a los lados del río a nivel excesivo; incluso escombros de construcciones. En el agua también había bastante basura.
Praia das Azenhas
En septiembre ya había empezado a hacer frío en Porto, pero el día 24 iba a hacer buena temperatura por lo que aprovechamos para ir a hacer paddle boarding.
Quería ir al mar ya que no habíamos ido en todo el verano por evitar la gente. Llegamos a Valadares en Vila Nova de Gaia y había un oleaje tremendo, por lo que decidimos ir a una playa fluvial.
Fuimos a Praia das Azenhas e hicimos una ruta corta porque ya era tarde. Este fue el único día desde que comenzamos a hacer paddle boarding en Porto, que encontramos el agua del río cristalina.
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