Hola a todos,
En el post de hoy les cuento un poco cómo fue la estadía de una semana en Sal, Cabo Verde.
En primer lugar, cabe destacar que al estar en un resort 5 estrellas todo incluido, lógicamente mi estadía no tiene mucho que ver con lo que es la realidad de los locales.
Para entrar a Cabo Verde hay que pedir una visa que cuesta 31 euros por persona.
El aeropuerto de Sal es muy pequeño y la llegada fue excelente porque salimos super rápido.
En cambio, el regreso fue una pesadilla. Una hora de cola para dejar las maletas ya que eran los mismos caunteres para todas las aerolíneas, luego una hora de cola para pasar el control de seguridad y finalmente, media hora de cola para el control de pasaportes.
Para colmo, el vuelo de Lisboa a Porto salió con retraso y estuvimos una hora haciendo cola para entrar al avión.
Volamos con Tap Portugal y pensé en la grandísima diferencia de la atención super atenta del personal de cabina y lo amargados que eran los de Iberia.
Llegando a Sal, desde el avión se podía ver que la isla era puro desierto y en el camino hacia el hotel vimos lo feo y decadente que era todo aquello.
Ya en el estacionamiento nos hicieron la típica jugada de que te quitan la maleta para ayudarte a subirla al auto y luego te piden dinero. Diego no se lo imaginaba, pero esta situación era el día a día cuando estuve en Egipto.
En la isla tienes por un lado los resorts con su lujo y por el otro, las casas extremadamente humildes de los locales.
El pueblo de Santa María se veía decadente.
Cuando íbamos en el taxi Diego dijo que la carretera estaba tan llena de huecos como las calles y aceras de Porto.
El taxista nos dijo que la isla era muy segura y que había cámaras de seguridad por todas partes.
La isla vive únicamente del turismo. De hecho, no hay prácticamente mano de obra cualificada y el taxista nos decía que necesitaban informáticos porque allí solo llegaban a estudiar informática básica.
El agua potable de la isla viene de la desalinización del mar y no se puede beber el agua del grifo.
Tal y como he visto en los países de África que he visitado, aquí también los locales hablan muchos idiomas extranjeros.
Aunque en la zona en la que estaba mi hotel afortunadamente no había mucha gente en la playa que no fuera del resort, había mucha gente intentando venderte cosas.
Desde el primer día nos saludó un hombre que siempre estaba en frente de la zona de tumbonas y todos los días nos decía que nos acercáramos a comprarle algo.
Una tarde vino cuando estábamos en las tumbonas leyendo y como me tenía tan cansada, elegí dos pulseras y le pregunté cuánto costaban, yo me esperaba que me cobrara 1 euro por cada pulsera.
Cabe destacar que eran dos pulseras feísimas que iban a terminar en la basura porque yo no uso accesorios y las estaba comprando únicamente para quitarnos al tipo de encima.
Resulta que el precio de las dos pulseras era de 10 euros. Yo le dije que ni loca le pagaba ese dinero, que en Europa las mismas dos pulseras costaban 2 euros. Allí comenzó a montar un discurso de que ese era el precio para los turistas y que por eso el turismo era tan importante.
Cuando tenía como media hora repitiendo lo mismo, Diego le dijo que al día siguiente le daba el dinero y ya.
Me molesta el hecho de que mi contribución como turista sea tener que dejarme estafar. Prefiero regalarle el dinero y no tener que comprar algo que no voy a usar y dejar que me estafen.
Salir del resort era encontrarte con la realidad de cualquier país africano.
Aun así, me sorprendió no encontrar prácticamente basura en la orilla de la playa.
Algo que me pareció curiosos es que cuando me estaba tomando las fotos, todo el mundo se quedaba mirando. Luego me fui dando cuenta de que no se veía a la gente tomándose fotos en la playa.
La playa estaba llena de perros, algunos abandonados y otros no. Para mí era genial porque podías estar jugando, paseando y tomándote fotos con los perros todo el tiempo.
Luego vi a uno de los perros haciendo pupú en la orilla y el resto de la semana estuve pensando que se me iban a meter los parásitos por los pies ya que siempre estaba descalza en la arena. Afortunadamente no tuve parásitos luego del viaje.
En general, la estadía fue buena por que el hotel era lo que estábamos buscando, la playa era hermosa y el clima era ideal. Aun así, hay que tener en cuenta que nosotros estábamos en una burbuja y muy alejados de lo que es la realidad de la isla.
Gastos totales: 3881 euros
vuelos: 837eur
Visas: 62eur
Hotel: 2442euros
Taxi: 40eur
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