Hola a todos,
Hoy les cuento cómo los vecinos del frente, a quiénes ni siquiera conocíamos, vinieron un día a insultarnos.
El 7 de julio de 2024 estábamos frente a nuestra casa haciendo unos retoques de la pintura de la fachada y aplicando impermeabilizante.
Yo estaba a un extremo y Diego al otro.
Escucho que alguien hablaba muy alto y pensaba que sería alguno de los vecinos que siempre viene a conversar cuando nosotros estamos frente a la casa haciendo algún trabajo.
Como no era alguien que hablaba alto, sino que gritaba, me giro y veo a una mujer gritándole a Diego mientras quien sería su esposo, estaba detrás.
Me acerqué para ver qué era lo que pasaba y esta mujer decía que nosotros habíamos echado basura y porquería en la puerta de su casa.
Giramos a ver y la basura a la que se refería eran hojas secas que había arrastrado el viento y que no estaban en la puerta de su casa, sino en la calle, frente al portón del garaje.
Como yo tengo un soplador de aire, seguramente esta mujer pensó que de alguna forma lo que se va con el soplador de mi acera, termina frente al portón de su garaje.
Intentamos explicarle y la mujer seguía gritando como una loca histérica.
Era curioso porque le temblaban los labios y los brazos. Era increíble cómo de algo tan estúpido, la mujer se había agarrado semejante ataque.
Como se pasó 20 minutos gritando y parecía que no tenía ganas de irse, a un punto me puse a gritar yo más alto que ella para decirle que se largara y así lo hizo.
Lo más gracioso es que nos dijo que teníamos que ir a limpiarle las hojas secas que estaban en la calle frente al portón de su garaje, porque sino lo iba a recoger ella y nos lo iba a echar en el portón de nuestra casa.
Me quedé atenta todo el resto de la tarde con el celular de la mano para grabarla cuando lo hiciera, pero no lo hizo.
Piensen que, en mi zona, algunos vecinos acostumbramos a limpiar la acera una vez por semana y esa tipa nunca, desde casi 2 años que yo vivo allí, ha salido a limpiar o a hacer algo. Por lo cual no tiene mucho sentido que venga en semejantes términos a quejarse de las hojas secas que ella se imaginó que nosotros dejamos frente al portón de su casa.
De hecho, nosotros no sabíamos quiénes eran esas dos personas hasta ese día, y supimos que eran de la casa de enfrente porque los vimos entrando allí cuando se fueron.
Diego al inicio pensó que la mujer tenía una emergencia y estaba pidiendo ayuda porque le temblaba el labio y estaba roja como un tomate.
También hice fotos de la parte de afuera de la casa para que la policía pudiera ver cuál era la supuesta basura de la que esta señora hablaba y que en realidad eran unas pocas hojas secas
Como teníamos las fotos de la cámara de seguridad, le pregunté a mi abogada qué podía hacer ya que quería prevenir que esta gente pudiera hacer lo mismo en un futuro. Me dijo que presentara una denuncia por injurias.
A los pocos días presenté dicha denuncia ante la PSP.
Además, los denuncié por fraude fiscal y porque en su garaje tienen un taller mecánico ilegal.
El fallo fue no haber llamado a la policía de inmediato, pero es que la situación nos agarró desprevenidos.
También les digo una cosa, en otro momento esa situación tan tonta me hubiera generado un estrés y una ansiedad que me hubiera durado meses, pero como ya hemos tenido tantas desgracias desde que llegamos a Porto, es como que me he hecho un poco más fuerte psicológicamente.
Así que me lo tomé deportivamente, hice la denuncia y simplemente quedé atenta por si esa loca se nos volvía a acercar, poder grabarla y llamar a la policía de inmediato.
Hice la denuncia en la PSP y luego fui al Ministerio Público (DIAP) a pagar la tasa y me dijeron que obligatoriamente debía estar representada por una abogada; de lo contrario, el proceso sería archivado.
Me puse en contacto con mi abogada que procedió a hacer el pago de la tasa y comunicar que ella era mi abogada para ese proceso.
A partir de allí, los vecinos que nos habían venido a insultar comenzaron a denunciar mis cámaras de seguridad porque supuestamente grababan la vía pública.
El 28 de agosto vinieron 2 policías de la PSP a mi casa porque alguien había denunciado mi cámara de seguridad. Me dijeron que como no estaba obligada a enseñar las imágenes, que podía quitar la cámara y ya está.
Como yo no quería quitar la cámara porque es una medida de protección de mi casa, les enseñé que la cámara solo grababa el espacio frente a mi portón y que no grababa la vía pública.
El policía se notaba francamente indignado por tener que venir a mi casa por semejante estupidez, sobre todo cuando la gente debería agradecer que hay cámaras y mientras más cámaras, es mejor.
El 11 de noviembre vinieron nuevamente los dos mismos policías a mi casa porque la misma persona había denunciado nuevamente la cámara y había escrito la denuncia en una forma diferente diciendo que la cámara se movía de lugar y sacaba imágenes de dentro de su casa.
Mostramos nuevamente lo que graba la cámara e hicimos ver que es físicamente imposible que la cámara grabara dentro de la casa de nadie.
Por el contenido de la denuncia supimos que eran los dos vecinos que nos habían venido a insultar quienes ahora se habían embarcado en una campaña de acoso para que la policía estuviera en nuestra puerta cada dos por tres.
Además, nos enteramos por otros medios que uno de los hijos de esta pareja estaba preso por haber robado en Worten. Para que se hagan una idea de la clase de gente de la que estamos hablando.
El policía me dijo que yo podía denunciar por acoso. También me informó que como era la segunda vez que habíamos demostrado que la cámara no graba la vía pública, si en un futuro volvían a mandar otro email ya no les iban a hacer caso.
Procedí entonces a entrar en contacto con mi abogada ya que esta situación era un agravante para ellos en mi denuncia por injurias.