Hola a todos,
En el post de hoy les cuento cómo decidimos adoptar a Joãzinho y el proceso que ha sido.
Aquí tienen la primera parte de esta historia:
Nosotros conocíamos a este perrito desde que nos vivimos a vivir a Porto y a partir de diciembre de 2023 comenzamos a compartir más con él ya que pasábamos todos los días por la calle en la que vivía.
Un par de semanas antes de irnos de viaje a Terceira en septiembre de 2024, el perro comenzó a venir a nuestra casa todos los días a las 6AM. Allí nos planteamos quedarnos con él de forma definitiva si se adaptaba bien a estar en la casa.
Durante el viaje, veíamos por la cámara de seguridad que Joãozinho llegaba muy temprano y se pasaba el día en un ir y venir por si en algún momento le abríamos la puerta.
Dejé encargado a mi vecino para que preguntara si tenía dueño ya que queríamos adoptarlo.
Parecía que en algún momento había tenido un dueño, pero el perro vivía en la calle. Además, nadie sabía si tenía chip o si estaba vacunado.
Al llegar del viaje, todo el barrio sabía que nos íbamos a quedar con Joãozinho. Durante semanas se nos acercaban personas que no habíamos visto en la vida para decirnos que era un perro muy bueno y que se merecía tener una familia.
Al inicio estuvo bien en la casa, pero luego se puso un poco rebelde.
Aunque saliera a pasear, siempre quería ir hacia la zona en la que había vivido desde pequeño.
Un sábado que iba a llevarlo a pasear al río, se giró y me dejó plantada.
Yo no volví a buscarlo. Apareció el lunes siguiente a las 6AM.
Otra vez se desapareció casi la semana entera.
Yo le dije a Diego que no iba a ir a buscarlo más a su calle porque parecía que el perro no quería estar con nosotros.
Desde el inicio a Joãozinho no le gustaba comer croquetas y debíamos mezclarlas con paté para que más o menos le gustaran. Pero como era tan caprichoso para comer, la lata de comida húmeda que le mezclábamos con las croquetas se había dañado y no nos habíamos dado cuenta.
Allí entendimos que el perro se iba porque la comida que le intentábamos dar estaba podrida por lo que ahora prestábamos mucha atención a la comida húmeda y si pasaban dos días y no quería comer, se la dábamos a los gatos de la calle.
También entendimos que él tenía su rutina y que necesitaba ir a hacer “su ronda” todos los días porque además tenía amigos con los que a veces se pasaba la mañana entera.
En ese aspecto también era un perro cómodo porque cuando no podíamos ir a pasear con él, le abríamos la puerta, él se iba un par de horas y luego volvía.
Lo que sí notamos a finales de 2024, es que Joãozinho asumió que su casa ahora era la nuestra y ya no tuvimos que ir a buscarlo en la calle en la que antes vivía. Además, el paseo que daba solo en la mañana se redujo a 20 o 30 minutos.
Esto también significaba que cuando nos fuéramos de viaje, debíamos buscarle un hotel.
Poco a poco las cosas que eran traumáticas al principio resultaron no ser tan malas. Aprendió a tolerar el baño, le empezó a gustar que lo cepillaran y aprendió a subirse solo al carro. Pasear en el carro se convirtió en su hobby preferido.
Joãozinho, quién a las 18h ya estaba metido en el jardín en el que dormía y parecía aterrorizado de la noche, ahora amaba los paseos nocturnos con nosotros.
Además, fuimos entendiendo la manera en la que decía o pedía las cosas.
Desde que lo llevamos a conocer la montaña, se hizo un amante de la naturaleza y del senderismo; además adoraba bañarse en el río.
Al inicio, también era un problema que el perro parecía que no bebía agua, luego nos dimos cuenta de que como creció bebiendo de charcos, para él era más natural beber de charcos o de ríos.
Así, quedarnos con el perrito abandonado al que todo el vecindario adoraba, fue un proceso de aprendizaje. Al ser un perro que tiene su propia vida y una personalidad tan marcada, nosotros también tuvimos que adaptarnos a él y ayudarle poco a poco a que se acostumbrara a su nuevo estilo de vida.