Hola a todos,
Alrededor de marzo de 2023 me di cuenta de que mis retenedores tenían una fisura, por lo que tenía que hacer unos nuevos.
Fui con la ortodoncista del CEPI donde ya me estaba haciendo el seguimiento de la recesión de encías.
Me informaron que cada retenedor costaba 300 euros por lo que decidí buscar otra clínica ya que ese precio era una atrocidad.
¿Cómo era posible que el retenedor que cuesta 50 euros en Valencia, en Porto cueste 300 euros?
Como me tenía que hacer los dos, eran 600 euros; por ese precio iba a Valencia y aun pagando un hotel, me salía más barato.
Pregunté en varias clínicas y los precios variaban, pero seguían siendo caros: 250 euros, 180 euros.
Una amiga me dijo que le habían recomendado un dentista venezolano que atendía en Ermesinde; le pregunté y cobraba 60 euros por cada retenedor. Decidí probar.
Ya para ponerme el molde noté que no tenía mucha destreza; de hecho, me puso el molde de la parte de arriba dos veces porque el primero le había salido mal.
Busqué los retenedores y parecía que todo iba bien pero cuando me los puse la primera noche, me lastimaban de una parte. Volví para que los ajustara.
Pasé un par de meses en los que me levantaba y me dolía siempre algún diente o la mandíbula en general. Aguanté porque pensé que era el proceso de adaptación al nuevo retenedor.
Cuando fui a la consulta con el periodoncista, me dijo que quizás ambos retenedores juntos no iban bien; que cuando se hacían retenedores, también había que tomar en cuenta cómo quedaban juntos cerrando la boca.
Dejé de usarlos y volví a usar los que traía de Valencia que tenían la fisura, pero seguí buscando dónde hacer los retenedores nuevos a un precio razonable.
Aquí me había dado cuenta de que un diente se me había movido y mi ortodoncista de Valencia me había dicho que tendría que volver a ponerme ortodoncia para arreglarlo. Estaba pensando que quizás me convenía ir a Valencia a hacer los retenedores y a ver qué opciones tenía para arreglar el diente que se me había movido.
Encontré Nova Gaia Clinic dónde los hacían por 65 euros cada uno. Decidí darle la última oportunidad a que me hicieran los retenedores.
Llegué y le comenté lo del diente que se me había movido a la que pensaba que era la ortodoncista, pero resulta que ella solo era una asistente.
Me hizo perder un montón de tiempo haciéndome fotos y luego se puso con los moldes para los retenedores.
Me probó dos moldes, uno muy grande y uno muy pequeño; cuando pensaba que me iba a probar un tamaño intermedio, me di cuenta de que venía con el molde pequeño ya con la masa para tomar la impresión.
Me lo puso y le empecé a hacer señas de que no estaba bien.
Cuando me lo sacó, le dije que ese molde era muy pequeño y que me pegaban las muelas.
Ese fue el primer intento.
Viene con el molde que era demasiado grande y me toma la impresión.
Me dice que no había quedado bien y me toma la impresión por tercera vez.
Piensen que cuando hacen esto, por lo general te llenan los labios de la mezcla que colocan en el molde que es como una goma. Esta chica me había llenado toda la cara y de alguna forma me había llenado hasta la nariz de mezcla.
Como ya había sido el tercer intento y llevaba una hora allí, me levanté y me puse a hablar con Diego para que entendieran que ya se habían tardado suficiente.
La chica estuvo susurrando con la recepcionista durante 15 minutos hasta que finalmente giró y me dijo que tenía que hacerlo de nuevo porque no había salido bien.
Le dije que ya era suficiente con 3 intentos y que, si no sabía hacer su trabajo, no tenía sentido hacerme perder el tiempo y que yo me tenía que ir. No se pueden imaginar la cara que pusieron las dos chicas de la vergüenza.
Nosotros estuvimos todo el tiempo pensando en que estas dos chicas no hubieran durado ni un día trabajando para mi ortodoncista de Valencia.
Salimos a recepción donde supuestamente tendríamos que pagar el retenedor de abajo si es que había salido bien la impresión, cosa que dudaba.
La recepcionista salió a preguntarme si quería hacer cita con el ortodoncista por lo del diente que se me había movido y le dije que no.
Yo estaba asqueada porque me iba a tocar pagar 65 euros por un retenedor que también iba a estar mal.
La recepcionista volvió a ir para dentro sin decirnos ni que esperáramos ni si nos podíamos ir. Ahí le dije a Diego que nos fuéramos porque yo no pensaba pagar nada.
Nos fuimos y a los 20 minutos estaban llamando de la clínica, no atendí.
¿Cuánto tenía que pagar en Porto por un retenedor para encontrar a alguien competente?
Ahí nos quedó claro que el universo nos estaba dando señales.
Así que como Diego iba a finales de septiembre a Valencia a renovar el DNI, decidí acompañarlo e ir a consulta con mi ortodoncista Covadonga Balaguer para que me hicieran el retenedor y ver las opciones para arreglar el diente que se me había movido.
Si me tenía que poner ortodoncia de nuevo, prefería ir una vez al mes a Valencia que hacerlo en Porto.