Hola todos,
En el post de hoy les voy a contar mi experiencia general luego de haber pasado un mes en Narrabeen, Sydney.
Cuando íbamos en el taxi me quedé horrorizada del tráfico que había y justo en ese momento descarté Sydney como un posible lugar para vivir en el futuro.
Yo me quejo del tráfico de Porto, pero en Sydney es muchísimo peor. En serio, yo nunca había estado en un lugar (y menos de primer mundo) que tuviera atascos de tráfico a toda hora.
Salías de la casa un fin de semana a las 6AM y había tráfico. Lo mismo para ir a los parques nacionales a hacer senderismo.
Para que se hagan una idea, 52km en carro nos costaba una hora y media por el tráfico.
En un mes, solo el domingo de pascua llegamos a nuestro destino sin encontrar un atasco de tráfico.
Además, los conductores son impacientes y van tocando corneta todo el tiempo. Era mucho más agradable manejar en Durham.
Me esperaba que fuera como en Viena, por lo que me sorprendió tanto ruido de carros y de motos. De hecho, hay la misma cantidad de motorizados que en Porto.
Aquí también la mayoría de los carros son esas camionetas gigantes 4×4 como en Estados Unidos.
Ahora pasemos a la calidad de las construcciones.
Nuestro edificio estaba al lado de una calle por la que había paso constante de carros las 24 horas del día. A esto se sumaba el ruido de los vecinos haciendo mil cosas, el ruido de los carros de la comunidad ya que los estacionamientos estaban justo debajo de nuestro apartamento, y del mantenimiento que se le daba al área exterior. Es decir, había mucho ruido y bastante más ruido del que yo tengo en mi casa de Porto.
Mi sorpresa fue que, al cerrar las ventanas, me quedaba exactamente igual ya que eran de mala calidad y no aislaban nada el ruido exterior.
Se lo mencioné a mi amiga que vive en Melbourne pensando que la mala calidad de las ventanas se debía a que el apartamento en el que estábamos quizás era de personas de bajos recursos.
Mi amiga me dijo que así son todas las casas y que en general, la calidad de las construcciones es pésima.
No hay ningún tipo de aislamiento ni acústico ni térmico. En verano te mueres de calor y en invierno te mueres de frío.
En el post de la casa de Narrabeen ya pudieron ver todas las cosas sin sentido que tenía ese apartamento y pensé que quizás en Australia no era del todo extraño.
También me impresionó que cada vez que abríamos las ventanas olía a humo o a aceite de carros. Yo que iba con mis expectativas de primer mundo, me esperaba una pureza del aire como la que teníamos en Durham o por lo menos mejor que en Porto.
Sydney es una ciudad enorme e ir a cualquier sitio para hacer turismo, nos costaba una hora y media como mínimo.
Al estar todo tan lejos, la gente tiende a abusar del uso de los carros y por eso hay tanto tráfico.
Si nos hubiéramos quedado los 3 meses como teníamos planeado inicialmente, no nos hubieran faltado cosas para ver en Sydney.
Ir de Narrabeen a Sydney me impactó por el cambio de pasar de un lugar que es como un pequeño pueblo de playa a una ciudad enorme.
La primera vez que visitamos Sydney la encontré sucia, ruidosa y hasta un poco caótica por la excesiva cantidad de gente que hay en todos lados.
Mi amiga que vive en Melbourne me dijo que cada vez que visitaba Sydney la encontraba más sucia y con más tráfico.
Aun así, la ciudad tiene zonas que son espectacularmente lindas.
Algo que me encantó es que tiene infinidad de paseos costeros. Es decir, rutas de senderismo que puedes hacer bordeando la costa. Esto no lo había visto en ninguna ciudad.
Lo malo es que ni siquiera en esos paseos costeros podías escapar del ruido.
Otra cosa que odié de Sydney es que además del ruido del tráfico y de las motos, había helicópteros pasando a todas horas, sobre todo durante el fin de semana.
El primer día que fui a hacer turismo me quedé impresionada porque parecía que no había australianos. Era 80% de asiáticos y el resto, inmigrantes de otros países.
Tampoco vimos nativos australianos.
En todo el mes solo vi a un vendedor ambulante: un asiático que estaba en el centro un domingo. La gente se quedaba asombrada mirándolo como si fuera algo exótico.
El segundo día que fuimos a ver lo que nos quedaba pendiente de Sydney, salimos a las 6AM de la casa y allí estaban los australianos hermosos que yo me esperaba ver desde el inicio.
Si quieren ver gente linda haciendo deporte, tienen que estar en la calle entre 6AM y 8AM.
Dicho esto, aprovechemos para hablar de los australianos.
Yo no había visto tanta gente deportista en mi vida. Es impresionante que estás a las 6AM en la calle y hay un mar de gente haciendo deporte, cuando en los países de Europa en los que yo he vivido o que he visitado, a las 6AM no ves a nadie en la calle.
Me dio la impresión de que todos los australianos llevan el deporte en la sangre. Vimos poquísima gente obesa.
Cuando íbamos a hacer senderismo, todo estaba llenísimo de gente.
Piensen que en Porto cuando hemos hecho senderismo hemos estado solos y en Valencia tampoco se veía a prácticamente nadie y mucho menos a la hora a la que nosotros acostumbramos a hacerlo.
Por eso era impresionante para mí ver todos los estacionamientos de los parques nacionales llenos y que por momentos incluso hubiera atasco en las rutas de senderismo.
Por una parte, era bueno porque es agradable ver gente deportista, pero por otra parte me resultaba estresante.
Es admirable que la gente independientemente del estado físico que tenga, llega a los sitios y camina lo que tenga que caminar.
Esto no pasa en Valencia o en Porto donde la gente si no puede estacionar en la puerta, no va.
Lo que más maravilloso me resultó fue ver gente de 70 u 80 años haciendo deporte y en mejor condición física que yo. Esto tampoco lo había visto en ningún otro país.
Veías gente de avanzadísima edad haciendo senderismo, corriendo por la playa, nadando, haciendo bicicleta, y más felices que nadie.
El ver que la gente tiene vida más allá del trabajo, que puede permitirse salir los fines de semana, que hacen deporte, que llegan a los 80 años en una condición física inmejorable, hace pensar en la excelente calidad de vida que deben tener los australianos.
En Valencia y en Porto, la gente ya con 30 años da pena de la mala condición física y lo enfermos que están.
Además, la gente que se ve en las playas de Sydney está a otro nivel y no tiene nada que ver con los horrores que veíamos nosotros en las playas de Valencia.
Aun así, hay gente que no lo pasa tan bien.
Una de las noches que fuimos al supermercado, nos dio mucha pena porque la cajera era una señora de 70 u 80 años que ya ni siquiera coordinaba bien sus movimientos y no podíamos entender cómo es que esa señora ya no estaba jubilada. Se nos rompió el corazón.
Algo que había visto en TikTok y que es cierto es que los australianos andan descalzos por todas partes, incluso dentro de centros comerciales y supermercados y para ellos es algo cool.
También nos resultó gracioso que van como los gringos siempre con una bebida en la mano.
Los australianos son educados y muy agradables. Siempre se nos acercaba gente a conversar y a preguntar cosas. Si nos veían tomando fotos, preguntaban si teníamos un blog; si te veían en el parque nacional, te preguntaban que ruta habías hecho e incluso el último día cuando estábamos esperando el Uber con las maletas, muchas personas nos desearon feliz viaje.
Esto es algo que no nos había pasado en ningún otro país.
En cuanto a la vivienda, Australia también está en crisis como el resto de los países del mundo. Hay ayudas para que los jóvenes puedan adquirir una vivienda, pero la lista de espera es interminable.
Los precios de las viviendas en Sydney parten de 1 millón de dólares.
El sueldo que tendrías que cobrar para poder comprarte una casa en Sydney es de casi 240.000 AUD al año.
Según me dijo mi amiga, lo mejor es vivir en los suburbios ya que tienes todo lo que puedes necesitar y ni siquiera tienes que ir a las grandes ciudades.
Nosotros pasamos por muchos de estos suburbios y las casas eran preciosas. Eso sí, lo que vimos en Maine era mucho más idílico.
En España, por ejemplo, en los pueblos lo que ves son los edificios horribles que empezaron a construir en los años 60.
Esto también era algo muy admirable. Fuera del centro de Sydney donde tenías los mega edificios como en cualquier gran ciudad, solo había casas y era raro encontrar edificios. Los edificios que podías ver tenían como mucho 3 pisos.
La vegetación en Sydney nos recordaba a Costa Rica.
Casi todo es más caro que en Portugal y España. La gasolina y los carros usados eran más baratos.
La hora de estacionamiento en la calle costaba 10AUD y la entrada a los parques nacionales costaba 12AUD. En la playa el estacionamiento para el día entero costaba 40AUD.
Los precios de los gimnasios eran una atrocidad; era como 4 veces más caro que lo que pagamos en Portugal.
En los parques nacionales y en casi todas las rutas de senderismo los perros están prohibidos ya que ahuyentan a los animales de la zona.
La comida de los supermercados no nos resultó nada especial y es mucho mejor la comida que tenemos en Europa. Yo extrañaba demasiado poder comprar en el Lidl y en Mercadona.
Lo bueno es que casi todo lo que compras en el supermercado es producido en Australia.
Apenas llegué a Sydney, me registré en Amazon para hacer el pedido de mi skincare y no había nada de lo que yo uso. Ni Isdin, ni Sesderma ni nada del estilo.
Encontramos una página en la que vendían alguna crema, pero llegaba en tres meses y el envío costaba alrededor de 80AUD.
Afortunadamente tenía skincare de The Ordinary y usé eso hasta que volvimos.
En Sydney en marzo hacía muchísimo calor.
Mi amiga me dijo que, si normalmente uno se reaplica el protector solar cada 3 horas, en Australia debes reaplicarlo cada 30 minutos.
También me dijo que la gente envejece muy rápido porque no se cuidan apropiadamente del sol y aparentan más edad de la que realmente tienen.
El calor a partir de mediodía nos resultaba insoportable, por lo que la mayoría de los días de turismo, salíamos de la casa a las 6AM y a mediodía ya emprendíamos el camino de regreso.
Además de no poder comprar los productos que normalmente usábamos porque no llegan a Australia, otra cosa que nos dificultó la estadía es que las páginas webs y redes sociales que usamos, funcionaban mal seguramente por la falta de servidores.
Sydney nos pareció una ciudad segura, aunque tampoco salimos de noche ni nos movimos por zonas que pudieran ser inseguras.
Visité Australia con la expectativa de un posible país para vivir en el futuro. Iba con una idea utópica de un primer mundo que no encontré.
Eso no quiere decir que no me haya gustado o que no haya disfrutado del viaje, pero lo descarté como un país para vivir.
Para mí lo peor fue el tráfico y el ruido (carros, motos, helicópteros pasando las 24h); además de la excesiva cantidad de gente que te encuentras en todos los lugares cuando ya era temporada baja.
Cuando nosotros en Porto tenemos lugares y horarios en los que en verano conseguimos escapar de la gente, en Sydney no existe esta posibilidad. Es que incluso un día de semana en el que fuimos a las 6AM a ver el amanecer en la playa de Narrabeen, estaba lleno de gente.
Siendo Sydney una ciudad tan grande, es impactante que no haya un sitio o una hora en la que no esté todo lleno de gente
La primera semana estuve un poco con la sensación de que no me gustaba Sydney por el shock que me causó tanto ruido y tanto tráfico, pero la impresión fue mejorando a medida que íbamos visitando esos lugares tan maravillosos y seguramente el resto del país tenga todavía más que ofrecer.
Gastos del mes:
- Vuelos: 3346,62 euros
- Transporte: 360,12 euros
- Restaurantes: 94,7 euros
- Comida + compras Amazon: 319, 47 euros
- Seguro de viajes: 161 euros
- Ropa: 142, 3 euros
- Total: 4424,21 euros