Hola a todos,
Les quiero contar sobre la ciudad donde nació mi abuelo paterno y que visité en invierno de 2014 con mi papá y en verano de 2017 con Diego. Mis abuelos eran italianos, mi abuela de Milano y mi abuelo de Lucca. La primera vez que mi papá me llevó a conocer Italia fue en 2009 y visitamos Milano, pero no pasamos por Lucca.
A final de 2014 estuve trabajando en Terni y en diciembre me encontré con mi papá en Roma y de ahí nos dedicamos a recorrer ciudades que aún no habíamos visto. Entre ellas, Lucca.
En Italia, como el tren es una maravilla, puedes hacer base en una ciudad e ir recorriendo en tren los alrededores. Por ejemplo, puedes buscar el hotel en Pisa o Lucca y desde ahí conocer Livorno, Siena y Firenze. También depende de lo que cada uno esté acostumbrado a caminar. Nosotros en un día vimos todo Livorno y media Pisa. Ese día caminamos 30 kilómetros.
En invierno cuando visité la ciudad con mi papá, no había ni un turista y obviamente hacía mucho frío. Para ese viaje le dije a mi papá que buscara hoteles baratos para no gastar demasiado dinero y nos quedamos en un B&B dentro de la muralla; los “hoteles baratos” que selecciona mi papá no son tal cosa si los comparan con los míos.
En invierno lo malo es que muchos sitios están cerrados. Con mi papá no pude ni subir a las torres ni entrar a las iglesias más importantes. Lo bueno es que tuvimos la ciudad prácticamente para nosotros solos.
Lucca es famosa por estar rodeada por una muralla, construida entre los siglos XVI y XVII, que se mantiene intacta. Hoy la muralla ha sido convertida en un parque, con tres kilómetros para recorrer en bici o paseando.
También es un lugar excelente para contemplar una panorámica de la ciudad y sus alrededores. Cuenta con seis puertas de entrada: Puerta de Santa María, Puerta Elisa, Puerta de San Pedro, Puerta de Santa Ana, Puerta de San Donato y Puerta de San Jacobo.
Una de mis mejores amigas es de Lucca y decidió casarse en agosto de 2017; me pidió que fuera la traductora de la ceremonia ya que lo exigían porque su esposo es español y decidí organizarme un viaje con Diego ya que él solo conocía Roma. Odio viajar en temporada alta, pero la ocasión lo requería. Visitamos Livorno, Pisa, Siena, Firenze, Lucca y Milano.
Pisa es una locura de gente en cualquier época del año, en Siena estaba el Palio y Firenze también estaba reventada de gente. Por lo que llegar a Lucca fue la felicidad.
Me sorprendió es cómo cambia la ciudad de invierno a verano, es impresionante. Hay pocos turistas por lo que no llega a ser agobiante en ningún momento.
Nos alojamos en una casa/hotel afuera de la muralla, que nos quedaba a 20 minutos caminando.
Teníamos bicicletas gratis y las aprovechamos para recorrer la ciudad. Lucca fue lo que más disfruté de este viaje.
Pudimos subir a las torres, entrar al Duomo y le chiese di San Michele e San Frediano. La vista desde las torres es hermosa y lo mejor es que la entrada a los sitios es barata en comparación al resto de Italia. Piensen que entrar en cualquier sitio en Italia te cuesta mínimo 10 euros. Aquí nos costó 3 euros subir a las dos torres sin colas ni demasiados turistas.
También encontramos restaurantes muy baratos (para ser norte de Italia) y por 15 euros o menos comíamos más que bien.
Una anécdota graciosa es que encontré una casa que era como un centro cultural o algo así en el que había baños y siempre que quería hacer pipí, íbamos a esa casa; había algunas personas mayores, pero no decían nada. Así que se me quedó como el baño público durante la estadía.
En definitiva, Lucca es una ciudad con un encanto especial y no está abarrotada de turistas por lo que se puede disfrutar, aunque sea verano.