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Leroy Merlin: La mediocridad hecha empresa

Hola a todos,

Cuando volvimos a España de Portugal, se nos dañó el calentador de agua y como teníamos pensado irnos de nuevo a inicios de septiembre, decidimos dejarlo así y bañarnos con agua fría. Es lo que hacemos de normal en verano, haya o no calentador. Lamentablemente la estadía en España se alargó más de lo esperado y como íbamos a pasar todo octubre, tuvimos que comprar el calentador.

Hicimos la compra en la tienda online de Leroy Merlin y pedimos también la instalación.

El día que tocaba hacer la instalación, el técnico nos llamó para decir que no podía pasar y que ya sería para el día siguiente. Llegó con retraso y estuvo más de 3 horas para poner el calentador. Además, tuvo que salir 3 o 4 veces a buscar herramientas que le faltaban. Para colmo, hizo los agujeros mal porque ni siquiera sabía medir.

El hombre no era ni remotamente capaz de hacer la instalación solo y tuvo que estar Diego ayudándole todo el tiempo. De hecho, como no tenía fuerza casi se le cae el calentador viejo encima y como se fue de lado, raspó el mueble de la cocina.

Menos mal que estaba Diego y lo atajó a mitad de la caída, porque sino destroza media cocina.

El hombre hizo fotos de los rasguños que había causado en el mueble y dijo que nos llamarían de su seguro.

A la semana viendo que no nos llamaban de ningún sitio, abrimos una incidencia con Leroy Merlin y mandamos las fotos de los daños.

Nos llama una mujer del departamento de incidencias y nos dice que la empresa no se hace cargo en primer lugar porque el fontanero dijo que él no había causado ningún daño y, en segundo lugar, porque eso a ella le parecía poca cosa. Estuvimos más de una hora peleando y al final, la mujer dijo que cerraba la incidencia con el “no conforme” y se despidió.

Nos quedamos en shock.

A partir de ahí empecé a quejarme en todas las redes sociales: LinkedIn, Instagram, Facebook, Twitter, YouTube y a mandar muchos emails diariamente. Además, los denunciamos ante la oficina del consumidor y ante hacienda porque a esas alturas, todavía no nos habían mandado la factura.

Fuimos a la Guardia Civil para ver si podíamos denunciarlos por ahí también y lo que hicieron fue mandarnos a la oficina del consumidor. No tenían ganas de trabajar.

Lo más gracioso es que uno de los policías nos contaba que a él le habían pintado mal el carro y que tampoco tenía nada que hacer y que era mejor dejar las cosas así. Como siempre, los españoles con la mediocridad por delante; ni los policías son capaces de exigir sus derechos.

Tengo que destacar que los rasguños que hizo el técnico eran una tontería que se arreglaba lijando un poco y echando barniz. Lo que molesta es que a uno le quieran ver la cara de tonto; primero el técnico y luego los de Leroy Merlin.

A los tres días de estar haciendo mi campaña de quejas en las redes, llamaron a Diego de Leroy Merlin para darle la razón y proponerle varias soluciones.

Al final elegimos el reembolso del importe total pagado porque era lo más rápido y porque no íbamos a estar en la casa para que viniera el perito a ver los daños.

Pero no se crean que ahí terminó la historia, aún tuvimos que estar mandando mails una semana más para que mandaran la factura e ingresaran el dinero.

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