Hola a todos,
Una de las razones por las que descartamos ir a Sayulita fue que no encontramos alojamientos adecuados para estadías largas. En Playa del Carmen hay mucha oferta y por lo que se veía en las fotos, las calidades eran buenas.
Así empecé a contactar a los anfitriones de todos los alojamientos que me habían gustado. Descarté muchos en primer lugar porque la velocidad del internet era mala, otros porque realmente no tenían zona para trabajar, otros porque las fotos estaban incompletas, otros porque te pedían depósito de seguridad por fuera de la plataforma o te querían cobrar la electricidad aparte.
Cuando les expliqué sobre los alojamientos en la zona de Algarve, les comenté que todo el mundo quería cobrar los servicios por fuera. En Playa del Carmen es lo mismo.
Me di cuenta también de que ni si quiera el 5% de los alojamientos que indica que tiene “zona para trabajar”, la tiene en realidad. Resulta que, para los anfitriones, uno puede trabajar cómodamente en la mesa del comedor, en la barra de la cocina y hasta en la mesita del sofá.
Después de una búsqueda exhaustiva, decidimos reservar un primer mes en un apartamento que parecía grande y tenía un escritorio. NINGÚN alojamiento de Playa del Carmen tenía una silla cómoda para trabajar.
El alojamiento lo gestiona una australiana que se llama Jamie y su esposo Manuel. Después de ver la realidad de Playa del Carmen, yo le decía a Diego que no podía entender como una persona se va de un país como Australia, para terminar en un lugar como Playa del Carmen. Además, se notaba que tampoco ganaban mucho dinero.
Cuando llegamos, Jamie fue amable y nos mostró todo el alojamiento que a primera vista nos gustó porque era grande y en el piso de arriba solo tenía una terraza y el jacuzzi.
Luego fuimos viendo los fallos que hicieron que en general, no nos gustara.
Teníamos planeado estar un mes allí y luego irnos otro mes a una casa que estaba más alejada del centro, pero nos cancelaron la reserva y ya les contaré todo lo que tuve que pelear con Airbnb por esto. Así que viendo que en diciembre ya estaba todo lleno en Playa del Carmen, decidimos ampliar nuestra estadía en el mismo alojamiento y luego irnos a Colombia.
Ahora viene lo interesante…
Lo primero es que la host desde el primer día me dijo que el apartamento estaba en venta y que si lo podía mostrar durante nuestra estadía. Por ser buena gente, le dije que sí e hizo la visita; pero a la semana siguiente estaba pidiendo otra visita, cosa que ya me empezó a molestar porque yo puedo hacer un favor pero no es para que abusen. Aún así, accedí.
Apenas cumplimos el mes en el alojamiento, tuvimos varios problemas: un día entero sin internet y luego fallaba constantemente, el edificio se quedó sin gas un día entero por lo que no pudimos usar la cocina, se rompió la tubería del fregadero, etc. A esto hay que sumarle la mala gestión de los problemas por parte de la host.
Escalé el problema del internet a Airbnb y la tipa nos reembolsó una noche de alojamiento, lo que era una miseria. Lo más gracioso es que dos días después estaba pidiendo hacer otra visita del apartamento y justo allí, se quedó todo el edificio sin gas y así estuvimos por un día entero.
La host no se hizo responsable por ninguno de los fallos del alojamiento sino todo lo contrario, me dijo que yo «no tenía la habilidad de resolver los problemas por mi misma». Imagínense, yo pago un alojamiento carísimo para que la host pretenda que yo le cambie las bombillas, le arregle las tuberías rotas y le resuelva los problemas de gas e internet.
Luego de volver a reclamar a Airbnb, me reembolsaron $200 por las molestias, pero aún así, denuncié ante todas las organizaciones posibles y seguí haciendo mi trabajo de reventar redes sociales. Porque al final, Airbnb debería ser responsable de asegurarse de que los alojamientos estén en condiciones.
En resumen:
Lo bueno:
- Amenities. Había suficiente champú, acondicionador y jabón para toda la estadía.
- Ubicación relativamente buena porque estábamos a 10 minutos caminando de dos supermercados grandes (Walmart y Soriana) y a 20 minutos caminando de una playa medianamente decente.
- Espacio. El apartamento es grande.
Lo malo:
- Demasiadas fallos durante nuestra estadía: tendedero roto, bombillas quemadas, internet que no funciona, tuberías rotas, cocina que no funciona, aire acondicionado que gotea agua cuando llueve, etc.
- El apartamento estaba muy sucio. Tuve que volver a limpiar todo el piso e incluso había comida debajo de los sofás. Los sofás y sillas también estaban sucios y tenían mucho pelo (de personas y mascotas). Tuve que cubrir los sofás con sábanas.
- Internet inexistente. La velocidad no es mala «cuando el Internet funciona» y nunca funcionó correctamente. Incluso estuvimos un día entero sin conexión.
- Ruido. Esto fue lo peor de nuestra estadía. Empezando por las bombas de agua del edificio que estaban justo al lado de nuestra habitación y estaban todo el día pitando, niños gritando o llorando también durante todo el día, obras de construcción taladrando el día entero, los vecinos de al lado que todos los días hacían parrilla o cumpleaños y se pasaban horas gritando y riendo a carcajadas y por la noche, se escuchaba a la gente borracha gritando y rompiendo botellas. Además, las ventanas son muy viejas y el aislamiento sonoro es nulo.
- Calidad. Incluso cuando el apartamento no estaba mal del todo, era muy viejo y los muebles estaban reventados de tanto uso. Por un mes pagamos casi 1800 dólares y me parece más que excesivo para la calidad general del lugar. Yo por un sitio así no pago ni la mitad.
Piensen que en Turquía por 1000 euros al mes teníamos una casa gigante de dos pisos con jardín, piscina privada y servicio de jardinero incluido, en una de las zonas de playa más turísticas del país. En Algarve, por menos de 900 euros, teníamos un apartamento nuevo a 10 minutos caminando de la playa Falesia.
- Cocina. La cocina estaba muy mal equipada para estancias largas. Pedimos algunas cosas básicas como tuppers, exprimidor, paños de cocina, pero daba igual. Además, la cocina y sus utensilios en general estaban muy viejos y no tenía ni extractor.
- Mal olor. En el cuarto donde estaba la lavadora y la secadora siempre olía a cloaca. Además, varios días no se podía ni abrir la ventana del olor a cañería que entraba. Algunas veces también olía mal el baño.
- Mal preparado para la lluvia. Tuvimos un par de días de mucha lluvia y los aires acondicionados empezaron a gotear agua sin ni siquiera estar usándolos. Mi computadora estuvo a punto de mojarse.
- Vistas. El apartamento no tiene vistas por ningún lado, ni desde la terraza. Las únicas vistas son paredes de edificios.
En definitiva, los alojamientos en Playa del Carmen son excesivamente caros para las calidades que tienen. En el siguiente post les contaré mi opinión sobre la ciudad y les digo que el Caribe Mexicano quedó descartado como un posible sitio para vivir y es un lugar que nos podíamos haber evitado, sobre todo considerando que México tiene tantos lugares maravillosos.
Este apartamento en el que nos quedamos estaba en venta y costaba 250.000 dólares y me parecía una atrocidad para la porquería que era, considerando que no tenía ni vista al mar. Con ese dinero en muchos países de Europa te compras una propiedad mejor. Llevaban 2 años con el apartamento en venta y el dueño estaba desesperado por venderlo según me contó la anfitriona; luego de haberme alojado allí, entiendo la razón.
Pero la historia no termina allí. Cuando me fui, hice una solicitud de dinero por el tiempo de trabajo que había perdido por las fallas del internet (Alrededor de $500). La tipa apareció 3 días después de mi check-out y rechazó mi solicitud inventando un montón de cosas que supuestamente yo había hecho en su alojamiento. Luego de esto, ella hizo una solicitud de $3 «solo para informar a Airbnb de lo que yo había hecho en su casa». Muchas de las cosas que decía yo ya las había reportado durante mi estadía.
Además, Yo ya había mandado mi reseña antes de que ella «reportara lo que hice en su alojamiento». Es muy raro que reportes esos supuestos daños 3 días después de mi check-out y justo después de ver mi solicitud de dinero. Adicionalmente, solo había adjuntado 3 fotos super borrosas que podían ser de cualquier sitio.
Ese mismo día, recibí un email de Airbnb en el que decía que por «solicitud sospechosa de dinero» me sacaban de la plataforma por siempre y que nunca podría volver a abrir una cuenta. ¡Ah! Lo más gracioso es que a Diego también le bloquearon la cuenta (sobre ésto les contaré mejor en otro post).
Como no queda clara la gestión que Airbnb hace de nuestros datos luego de bloquear la cuenta, hicimos una denuncia ante la Agencia de Protección de Datos. A los 5 minutos de que Diego mandara su denuncia, le llegó un email diciendo que el bloqueo de la cuenta había sido un error y enseguida me llegó el mismo mail sin siquiera haber hecho la denuncia.
A los 15 días de haberme ido de allí, me llegó la notificación de que la host había dejado su evaluación y que ya estaban públicas ambas reseñas. Unos días después, me llegó un email de Airbnb en el que decía que quitaban la reseña que yo había dejado «porque eran cosas que escapaban del control del anfitrión». Eso sí, la mala reseña que me dejaron a mí, no la quitaron. Dejando comentarios en las redes sociales, vi que Airbnb tiene la costumbre de eliminar las reseñas negativas de los aloamientos poniendo esta clase de excusas absurdas, por eso es que hay tantos «Superhosts». Sobre esto les contaré más en profundidad en otro post.
Aquí les dejo el enlace a mi canal de YouTube:
También les dejo el enlace de la propiedad para que nunca se vayan a quedar allí:
https://www.airbnb.com/rooms/27898979?source_impression_id=p3_1652220062_LCuZkkLD4DVnVi62