Hola a todos,
Hoy quiero hablar de algo en lo que he pensado muchas veces. En Venezuela el objetivo siempre fue estudiar al máximo y tener la mayor cantidad de idiomas posibles, ya que es lo único que te garantizaría conseguir un buen trabajo y tener mucho dinero. Si no ibas a la universidad, se pensaba que no serías nadie en la vida.
Cuando fui a vivir a España, me di cuenta de que la mayoría de gente ni terminaba el bachillerato ni tenían idiomas extranjeros ¿Cómo era posible? La explicación que me dieron los mismos españoles es que antes de la crisis, la gente se ponía a trabajar enseguida porque había mucho trabajo y porque siempre había alguien que te “enchufaba” en algún sitio. También era una época en la que cualquiera cobraba un buen sueldo, aunque no tuviera ni bachillerato. Además, era más fácil y cómodo trabajar que ponerse a sacar una carrera universitaria.
Luego de la crisis comenzó a escasear el trabajo y toda esta gente sin estudios y sin idiomas, tuvo que formarse. Cuando comencé a hacer el máster, comencé a estudiar alemán y portugués y me quedaba sorprendida de que hubiera gente tan mayor haciendo el curso y resulta que eran todos desempleados que intentaban aprender algún idioma a ver si esto les permitía conseguir trabajo.
De hecho, me causó mucha impresión que de los compañeros del máster, solo hablábamos inglés unos pocos, cuando yo hablaba inglés desde bachillerato.
En España luego de la crisis proliferaron los cursos de todo lo que te pudieras imaginar y para hacer cualquier trabajo básico, te pedían mil títulos y otros tantos idiomas. Imagínense que, para trabajar tocando puertas vendiendo cosas o para estar en la calle repartiendo folletos, te pedían máster. Cuando en cualquier país normal, un máster te garantiza una posición de directivo.
Me di cuenta de que en ese país importaba más tener “enchufe” que tener estudios y experiencia.
Luego de tanto tiempo buscando un trabajo que pudiera llamarse “normal”, pensé ¿De qué sirve estudiar tanto? si luego contratan a alguien sin estudios solo porque tiene contactos.
Tengo una amiga que se fue a Australia a hacer un curso de inglés, le gustó el país y se quedó intentando que le dieran la residencia permanente. Como ella cuenta, este es el camino más difícil porque tienes que hacer mil exámenes de homologación y mientras tanto, solo puede ejercer de asistente o higienista dental y no como dentista.
Aún así, ella con las pocas horas que puede trabajar a la semana y con esa categoría inferior, gana muchísimo más y vive muchísimo mejor que yo en España con mis títulos homologados, idiomas y residencia permanente.
El año pasado tuvo un conflicto porque cambió la ley y creía que tendría que salir de Australia. Por idioma y nacionalidad, no le quedaría otra opción que irse a España. Fue de vacaciones y luego de ver como funcionaba aquel tercer mundo, estaba deprimida. Yo le dije que hiciera lo posible por no terminar en España.
Me acuerdo de que me dijo que ella lo había hecho todo mal, que se tenía que haber dedicado a “buscar marido como hace todo el mundo” y se hubiera evitado todos esos años de estudiar, hacer exámenes y gastar dinero.
Entendí tanto esa frustración.
Una amiga de Venezuela estudió gastronomía y como vio que los trabajos que conseguía no le gustaban, estudió publicidad como segunda carrera. Aun así, nunca ha encontrado el trabajo de sus sueños. Aun así, un compañero de bachillerato que nunca estudió, repitió unas cuantas veces y nunca fue a la universidad, se había montado un restaurante en Barcelona y le estaba yendo muy bien.
Muchos de todos esos que nos comimos los libros, que estudiamos varios idiomas y que intentamos prepararnos al máximo, no hemos tenido los trabajos ni las oportunidades que hubiéramos querido. Por lo que la expectativa que de llegar a los 30 años, mínimo con vivienda propia y con una estabilidad económica, muchas veces no se ha cumplido.
Tristemente, lo que vale más es que te toquen con la varita mágica al nacer, o que tengas padres con mucha plata, o contactos que te consigan buenos puestos de trabajo o mucha viveza para aprovechar al máximo con el mínimo esfuerzo.
Aún así, sigo estando orgullosa de todo lo que he estudiado y lo que sigo aprendiendo. En un país normal, esto es una ventaja con respecto al resto. También es verdad que yo puedo moverme por el mundo y conseguir trabajo donde quiera gracias a los idiomas y la formación que tengo, cosa que no puede hacer una persona sin idiomas que ni siquiera terminó el bachillerato.